Aunque su trabajo los acerca cotidianamente a situaciones trágicas, nunca imaginaron que el helicóptero que trasladaba a José Luis Gioja y a un grupo de funcionarios se desplomaría contra el suelo y que ellos serían quienes deberían intentar salvarle la vida a, nada más y nada menos, que la máxima autoridad institucional de la provincia. En diferentes instancias del momento más tenso y dramático que atravesó el mandatario, en el que su vida pendió de un hilo por las heridas que sufrió, ellos estuvieron a su lado, lo acompañaron y lo atendieron. Por esa cercanía, la directora del hospital de Valle Fértil, Ana Crubiller, los enfermeros Raúl Carrizo y Walter Talquenca, y el chofer de ambulancia Raúl "Lito" Herrera se convirtieron además en los testigos directos de un desesperado pedido del Gobernador. "Tráiganme a mi hija, por favor", fueron las palabras que escucharon los protagonistas, aunque admiten que desconocían la trascendental importancia que tenía ese ruego.
Además de ser la hija mimada, Flavia es monja. Y pese a la distancia, ambos pudieron dialogar brevemente. Es que la joven llamó por teléfono a la directora del centro de salud, quien le pasó con su padre que aún estaba conciente. En la charla, Gioja le imploró a Flavia "rezá por mí", según recordó Crubiller.
A 1 año del trágico accidente, DIARIO DE CUYO reunió y dialogó con el personal del hospital vallisto que vivió ese momento íntimo y angustiante, y con algunos testigos que trataron de ayudar al Gobernador cuando se encontraba malherido en el suelo tras la caída del helicóptero (ver recuadro). Pero ante la tragedia, todos los médicos y empleados del hospital se autoconvocaron para atender a los heridos y dar una mano en lo que hiciera falta. Al igual que la comunidad, que se solidarizó y colaboró en el rescate y en lo que pudo.
Al momento del accidente, la directora del hospital estaba en su casa almorzando, hasta que un chofer fue hasta su hogar y le avisó. De inmediato fue al centro de salud, en donde ya se encontraba el Gobernador en la guardia. Crubiller organizó las tareas de los médicos debido a que fueron ingresando el diputado nacional Daniel Tomas, el secretario Héctor Pérez y el piloto Aníbal Touris, el resto de los heridos. Cuando estuvo con Gioja, éste le preguntó crudamente: "¿Voy a vivir? La mujer le dijo que sí, que se iba a poner bien porque es fuerte, que sabían que iba a poner toda su voluntad y que el personal del hospital iba a hacer todo lo posible. Crubiller contó que Gastón Gioja, el hijo mayor, llamó en 2 ocasiones, que quería ir a Valle Fértil a ver a su padre, pero le contestó que no era conveniente ya que lo iban a trasladar al Hospital Rawson. Luego atendió el llamado de Flavia y fue ahí que el Gobernador le hizo señas para que le pasara el celular. Fue ahí que escuchó como el padre tranquilizaba a su hija, le decía que estaba bien, aunque le pedía que rezara por él.
La necesidad de Gioja de tener cerca de alguna forma a Flavia había quedado de manifiesto en distintos momentos. El enfermero Raúl Carrizo le oyó decir "tráiganme a mi hija, quiero hablar con ella" cuando llegó al lugar del accidente junto a la médica Mónica Quercetti y el chofer Raúl Herrera. Al enfermero le costó reconocer al mandatario debido a que estaba cubierto de tierra. Por su parte, la doctora Quercetti, la encargada de hacer la primera evaluación y estabilizarlo en la tabla rígida, escuchó que preguntaba qué había pasado. "Se cayó el helicóptero Gobernador", atinó a decirle simplemente, mientras hacía su trabajo y evaluaba las distintas alternativas médicas a seguir. El chofer Herrera, además de trasladarlo al centro de salud, colaboró en la búsqueda de los tanques de oxígeno y en llamar desde el equipo de radio a la Central de Comunicaciones para solicitar el traslado. Él también sintió que el mandatario clamaba por su hija cuando estaba en la sala de la guardia. En el caso del enfermero Walter Talquenca, Gioja se lo pidió cuando éste lo llevaba en una camilla hacia el helicóptero que lo derivaría al Rawson.
Todos reconocieron la conmoción que les generó el hecho de que la máxima autoridad provincial pasara, de una manera u otra, por sus manos y que su vida estuviera en vilo. Resaltan que dieron lo mejor de sí, con los medios que tenían a mano, y que lograron compensar, estabilizar y dejar listos a los heridos para su traslado. Tras la recuperación del Gobernador, todo el staff del hospital, al igual que el pueblo vallista, esperan el regreso de Gioja.