El presidente Mauricio Macri, que acaba de pasarse la mañana recorriendo zonas devastadas por las inundaciones en el Litoral argentino, de repente aparece en su despacho privado en Casa Rosada. De zapatillas, relajado y con excelente humor, estrecha la mano uno por uno a los periodistas que llevan algunos minutos esperándolo. Se acomoda en uno de los sillones, escucha las preguntas (las de rigor y las incómodas) y responde todo, sin restricciones ni enojos. En ese ambiente, le dice a DIARIO DE CUYO que con el gobernador Sergio Uñac ‘arrancamos por ahora en buena sintonía, por más que a él le gusta hablar más de lo que me gusta a mí’, y suelta la risa. ‘La verdad que hemos tenido buena sintonía y espero que podamos seguir teniéndola’, insiste. Además tira el deseo de participar del Cruce Sanmartiniano: ‘Quiero cruzar la cordillera por San Juan’, asegura. Y la charla se extiende una hora, sesión de fotos incluida, en una entrevista con sólo seis diarios del interior, en la intimidad del histórico salón donde se erige, dominante en la cabecera, el Sillón de Rivadavia.

Antes de que la conversación gire a temas más urticantes en la agenda nacional, Macri se mueve con comodidad hablando de su relación con las provincias y especialmente con los gobernadores, en ese convite que lanzó ni bien asumió la Presidencia para ajustar garantías básicas de gobernabilidad. Así se refiere al mandatario sanjuanino, líder justicialista local pero con remarcadas buenas migas con la administración nacional surgida del frente Cambiemos.

‘Espero mucho de Uñac -dice el Presidente-, porque San Juan es una provincia que tiene potencialidad y espero que él tenga un ojo muy orientado hacia la inversión. Una gestión pública cambia cuando el gobierno invierte, no cuando gasta’.

El tema es si Macri evalúa si Uñac calza o no en ese traje: ‘Vamos a ir evaluándolo -responde, poniendo algo de distancia-, yo les voy a ir contando a los sanjuaninos lo que veo. Como siempre, mi compromiso es decir la verdad, y ya se los he dicho a todos los gobernadores: tienen que acabar con el clientelismo, darles mayor transparencia a los gobiernos y que la gente vea que la mayor parte de sus impuestos vuelve en inversiones, como rutas, escuelas, energía, riego, que es lo que genera futuro’.

En el despacho presidencial hace demasiado calor. Buenos Aires está en uno de esos días tan porteños de lluvia interminable y la humedad lo envuelve todo, tenaz, imbatible. El propio Macri se muestra preocupado. Como consecuencia del cambio climático, asegura, el Océano Atlántico será dos metros más alto cuando esté terminando este siglo. Cada periodista en la sala acusa en carne propia los efectos de las tormentas. Junto al enviado de DIARIO DE CUYO hay editores de otros cinco periódicos, uno por cada provincia elegida para esta reunión: Misiones, Neuquén, Jujuy, Santiago del Estero y Chaco. Cada uno pregunta por asuntos de interés para su territorio. Macri desgrana respuestas detalladas para todos. Y se da tiempo para confesar que Barreal le resulta un ‘pueblo muy hermoso’.

A la cabecera calingastina el Presidente la recuerda de febrero pasado, cuando llegó hasta allá y estuvo a punto de hacer una parte del Cruce Sanmartiniano a lomo de mula pero sus dos costillas fisuradas le pasaron factura. Admite entonces que se quedó con las ganas. ‘Voy a intentar cruzar la cordillera por San Juan’, revela.

‘A la cordillera ya la crucé una vez por Mendoza y fue una experiencia maravillosa, más allá de que esa bajada, si no estás muy ducho con el caballo, es asesina’, cuenta el Presidente. Insiste entonces con su intención de hacerlo el año próximo por la ruta sanjuanina que siguió el propio San Martín, justo cuando sea el bicentenario de aquella epopeya libertadora.

‘Voy a tratar de hacerlo por San Juan’, reafirma Macri. ‘Estamos intentando estar en todos los lugares posibles de este maravilloso país, porque el futuro pasa por el desarrollo de esas economías regionales, no por la centralidad en el país’.

¿Y LA MINERÍA?

Precisamente aquella visita presidencial a Barreal marcó un hito trascendente en la gestión macrista, ya que fue allí donde anunció, para todo el país, el fin de las retenciones a la exportación de minerales. La medida fue tan crucial que despertó tanto elogios del sector industrial y empresarial como críticas en varios pliegues del abanico político, incluso aliados de Cambiemos.

‘Quiero reiterar que lo que hicimos fue cumplir con el compromiso de campaña, de trabajar a favor de la generación de empleo en las economías regionales’, dice ahora el Presidente sobre la quita de retenciones mineras, estrategia que, asegura, ya abrió la puerta a nuevas inversiones, aseveración que en el mundo exploratorio por ahora toman con suma cautela, ya que 9 de cada 10 proyectos de exploración aún no tienen luz verde.

‘San Juan no tiene soja -continúa Macri-, lo que tiene como gran potencial es la minería. Entonces en esa línea, para tratar de generar trabajo para la gente, y para que lo que genera el trabajo de la gente quede en la provincia y no se lo lleve la Nación con un impuesto no coparticipable como las retenciones mineras, es que fueron eliminadas. La unificación cambiaria, y terminar con las restricciones a la importación y la exportación, todo eso está facilitando el comienzo de un nuevo proceso de inversión en minería’.

En este mismo despacho, pero un día antes, el jefe político del país había recibido al CEO de Goldcorp, una multinacional interesada en traer sus capitales para buscar oro en Argentina. ‘Yo he recibido muchas visitas en las últimas semanas de inversiones que se han confirmado’, cuenta. ¿San Juan entra en ese nuevo mapa? ‘Lamentablemente, no en San Juan aún -aclara-. Sí inversiones en oro en Santa Cruz, plata en Chubut, litio en Salta y Jujuy. Son inversiones en exploración, de miles de millones de dólares, así que espero que en cualquier momento también arranque alguno de los proyectos en San Juan’.

PINEDO, UN CLÁSICO:

La charla de Macri con los seis periodistas del interior en Casa Rosada irá creciendo en frondosidad y astringencia, sobre todo cuando recale en temas como la inflación, los tarifazos, CFK ante la Justicia, el propio Presidente imputado por los Panamá Papers (ver aparte). Pero toda, absolutamente toda la entrevista, desde la previa en la sala de estar hasta el molinete de seguridad que conduce a la salida de la casona hacia la lluvia en Plaza de Mayo, es sobrevolada por un chiste recurrente: la famosa ‘Presidencia Pinedo’.

En Casa de Gobierno no hay quien no se haya prendido ya a la gastada colectiva. Federico Pinedo, en su rol de presidente provisional del Senado, fue quien le entregó el mando a Macri en su asunción porque Cristina Kirchner se había negado a hacerlo. Sólo en la formalidad y por esa circunstancia, Pinedo había presidido el país por apenas 12 horas. Las redes estallaron con memes que rezaban eslóganes como ‘Presidencia Pinedo, cortita pero juguetona’, y desde la exitosa serie de TV estadounidense House of Cards tuitearon para no quedar afuera del chiste que ya tiene destino de clásico.

Sólo dos minutos antes de que Macri aparezca en zapatillas en su despacho para acomodarse en el sillón y decir lo grande que es su sintonía con el gobernador Uñac, se abre esa puertita del fondo y quien entra, como precedido por redoblantes, es el mismísimo Pinedo. Quien da el primer paso es el vocero presidencial Iván Pavlovsky. ‘Les paso el dato -dice a toda voz-, Pinedo es capaz de hacer presidencias de tres minutos’.

Atrás de él entrará Macri, lo tomará del brazo y se irá con él un rato a charlar en privado. Y al regreso, cuando se instale con los periodistas, recordará los tuits de House of Cards y hará que la entrevista nunca deje de ser seria, pero jamás se vuelva aburrida.