Es la última semana. El proceso electoral se anuncia como el más entretenido después de 2003. En aquél año hubo cinco candidatos que estuvieron entre los 25 y los 15 puntos, el ordenamiento obligaba segunda vuelta pero no ocurrió por retiro de una de las partes. Desde la vigencia de la constitución de 1994 tal vez sea ésta la primera vez en que realmente haya que ir dos veces a las urnas para definir Presidente de la Nación. O no. El triunfo en primera solo es aspiración de un candidato, Daniel Scioli. Para ello necesita un único requisito, pasar los 40 puntos. Si bien en política electoral nada es seguro en una época en que los contextos son tan variables como el tiempo en la era del cambio climático, hasta hoy pinta como que el segundo estará a más de 10 puntos por debajo, lo cual reduce la condición a esa única cifra del 40. La falta de certeza se justifica en la exposición extrema de cualquier evento a un bombardeo mediático de fuentes múltiples e instantáneas, cosa que también es la primera vez que pasa. Redes sociales es el nombre de ese monstruo de mil cabezas, de esa hidra que está latente en cuevas desconocidas y dispuesta de despertar en cualquier momento con riesgos impredecibles. El dragón de San Jorge ya no habita en las fuentes de agua sino en los teclados de las computadoras hogareñas. Múltiples, afiladas y oportunas espadas deben ser empuñadas por otros tantos héroes de la cibernética para salvar no a la princesa del mártir sino al candidato de su partido. Ya no hay más cierre de las 8 de la mañana de los viernes. Dos puntos que faltan parecen pocos pero ocurre que no hay cantera de dónde sacar piedra, si nos atenemos al resultado de las primarias. Por eso Scioli da batalla en distintos frentes simultáneamente para llegar al número mágico. Un recurso que apareció en estos días es clásico pero sigue siendo eficiente: filtrar información sobre el aspecto económico, tan sensible para la gente que toma decisiones, que no será tanta, pero que puede resultar suficiente si se le puede quitar ese punto y medio o dos a la principal oposición, que tampoco se sabe todavía cuál es. Esta vez el agraciado con la primicia fue el colega Maximiliano Montenegro, quien redactó un impecable artículo sobre el plan que se anuncia estarían preparando Miguel Bein y Rafael Perelmiter, referentes de ese campo del gobernador de Buenos Aires. Incluye interesantes novedades.

1- Habría un plan, es decir, una serie de medidas, algunas de plazo inmediato y otras más graduales. No es poca cosa teniendo en cuenta que la actual administración ha abominado de los paquetes de medidas y ha preferido abordar los problemas caso a caso sin una hoja de ruta general.

2- Ese plan incluiría tres aspectos: medidas urgentes, reglas de guía general y restricciones.

MEDIDAS URGENTES:

a) Minidevaluaciones con ritmo más acelerado por el Banco Central.

b) Negociación rápida con los llamados fondos buitre para conseguir resolución del juez Griesa en New York para desbloquear definitivamente pagos de deuda. Se calcula que esto requerirá una oferta por encima de la llamada ‘cláusula cerrojo‘, ya vencida legalmente pero sostenida ideológicamente, que obligaba a pagar a los holdouts en las mismas condiciones que los holdins. O sea, pagar en mejores condiciones que en anteriores canjes.

c) Amplio blanqueo para repatriar fondos del exterior, del colchón o cajas de seguridad donde se calcula que hay acumulados varias veces el total de las reservas actuales. Sin penalidad alguna de la AFIP.

d) Complementar la devaluación gradual del punto a) con una suerte de devaluación fiscal eliminando gran parte de las antipáticas retenciones al agro, aunque de manera selectiva hacia algunos productos y principalmente a las economías regionales y pequeños productores.

e) Cambiar drásticamente el destino de los escasos dólares que quedan en el Banco Central, desbloqueando la venta a las importaciones de la industria y a otros formadores de precios.

f) Eliminar barreras para la inversión externa directa abriendo el cepo actual para giro de utilidades y dividendos al exterior. La contraparte sería el compromiso de sostener e incrementar empleo. Se calcula que hay retención de inversión por unos U$S13.000.000 cuando menos.

g) Lógico, inmediata restricción a la venta por el Central de dólares baratos para turismo y tenencia o ahorro.

h) Reducción inmediata de subsidios a la energía a usuarios de sectores medios y altos y gradual para sectores de bajos ingresos. Inicio de reducción de subsidios al transporte.

i) Reducción de costos de logística y fletes. Con esto se intentaría compensar en algo el tipo de cambio dado que, como indica el punto a) seguiría bajo durante algún tiempo.

j) Diálogo social entre sindicatos y empleadores para bajar la inflación, dado que su persistencia deja sin sentido el cambio de las otras variables estabilizadoras.

Como reglas de guía general habría tres: Que la tasa de interés sea siempre mayor que inflación para alentar el ahorro en pesos; que la devaluación sea también mayor a la inflación y que el gasto sea menor a la recaudación.

Finalmente, las restricciones, la parte más difícil: el apoyo que se pueda conseguir del Congreso, curiosamente del sector oficialista actual más duro y lo que pueda soportar la gente que es la que dará la medida del gradualismo a usar.