Cinco mujeres de condición humilde de Jesús María renunciaron a su trabajo para poder cobrar la asignación universal por hijo, caso que sorprendió a funcionarios municipales de esa ciudad del norte cordobés.

Una de las mujeres le dijo al intendente Marcelino Gatica: "Por casi la misma plata y sin tener obligación de trabajar, preferimos quedarnos en casa y cobrar los 180 pesos".

Al jefe Comunal, las mujeres le aclararon que preferían cobrar la asignación familiar por hijo que implementó el Gobierno nacional, antes que seguir adelante con un proyecto de armar una cooperativa y prestarle servicios al municipio local, se conoció ayer en una publicación del diario local, La Voz del Interior.

La asignación nacional contempla el pago automático de 180 pesos por hijo.

En el caso de la provincia de Córdoba, acceden a ese beneficio poco más de 71 mi familias (a un promedio de casi dos hijos por grupo familiar, se trata de unas 140 mil asignaciones).

Se trata de cinco mujeres de Jesús María que tienen entre 35 y 45 años y viven el barrio La Costanera de esa ciudad, donde precisamente iban a trabajar limpiando calles.

La Municipalidad se comprometía a pagarle 700 pesos a cada una de ellas, a cambio de cuatro horas diarias de trabajo, de lunes a viernes. De ese monto total, 100 pesos se asignarían al pago de Monotributo y obra social, con lo cual les iba a quedar un neto de 600 pesos, el equivalente de lo que ahora cobrarán si tienen tres o cuatro hijos.

Según indicó Ana Rosa González, responsable de Recursos Humanos del Municipio, esas mujeres ya habían firmado un contrato de locación de servicios y estaban tramitando su inscripción como cooperativa.

"La verdad es que la reacción que tuvieron estas chicas nos dejó helados. No esperábamos algo así. Con la demanda de trabajo que hay, siempre tratamos de canalizar las soluciones que están a nuestro alcance pero, en este caso, quedamos desconcertados", aseguró González.