En un acto que contó con la presencia de autoridades gubernamentales, empresarios y más de 300 trabajadores mineros, se inauguró ayer el proyecto minero Manantial Espejo, que demandó una inversión acumulada superior a los 700 millones de pesos.

Estaba previsto que la presidenta Cristina Fernández viajara al acto, pero lo suspendió por los fuertes vientos imperantes en la zona que no permitían el aterrizaje en el lugar.

El acto estuvo encabezado por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, acompañado por el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, el secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, y el intendente de Gregores, Juan Vázquez.

Además estuvieron presentes el presidente de Pan American Silver, Geoff Burns, y el vicepresidente de la empresa, Joe Philips, concesionaria del proyecto, el gerente de la operadora de Manantial Espejo, Minera Triton, Bret Boster, y el embajador de Canadá, Tim Martín, entre otros.

La puesta en marcha de este nuevo emprendimiento minero de oro y plata significó una inversión acumulada superior a los 700 millones de pesos con la generación de más de 2.000 nuevos puestos de trabajo directos e indirectos. La mina procesará diariamente unas 2.000 toneladas de roca, con un 99 por ciento de plata y un 1 por ciento de oro.

El ministro detalló que Manantial Espejo es el primero de cuatro proyectos mineros de envergadura internacional que se ponen en marcha durante marzo y abril.

Al cierre del acto central, De Vido, Peralta y Mayoral firmaron con los ejecutivos de la minera un acuerdo para la construcción de una línea de 132 KW entre las localidades de San Julián y Gregores, pasando por el proyecto, que "contribuirá al desarrollo de las comunidades y a la generación de nuevas actividades productivas", según afirmó Mayoral.