En una sesión corta, prolija y llena de elogios cruzados que tuvo lugar un 30 de enero, pero de hace 9 años, la Cámara de Diputados de la provincia designó formalmente a las nuevas autoridades del Tribunal de Cuentas de la provincia. El organismo venía de una etapa de fuerte cuestionamiento e incluso uno de ellos fue destituido mediante el procedimiento del Jury de enjuiciamiento.
Como presidente del órgano de control quedó el abogado Isaac Abecasis, que juró pocos días después (foto), luego de haberse sometido a una etapa de consulta pública, durante la cual sólo sufrió una objeción -de parte de SUOEM- que el gobernador José Luis Gioja desestimó.
Como vicepresidente quedó la abogada Graciela Chaves y como vocal permanente el contador Pedro Belenguer.
El Tribunal de Cuentas fue creado con la reforma constitucional de 1986. Su función es controlar que no se malgasten los fondos públicos.
La performance del Tribunal de Cuentas había sido duramente cuestionada por ineficaz. En 16 años de funcionamiento, el órgano de control sólo había conseguido que 2 funcionarios devolvieran dinero. La crisis del Tribunal estalló a fines del 2002, cuando ingresó un pedido de juicio político contra el entonces presidente del órgano, Mario Tello Luján, y el vicepresidente Gustavo Delgado, ambos bloquistas. El primero renunció cuando se vio acorralado por el avance del proceso. El segundo decidió resistir y cayó destituido en diciembre del 2003, por incumplimiento de los deberes a su cargo.
En el Jury surgió, por ejemplo, que el cajoneo de expedientes era una práctica habitual. También lo era el aprobado de cuentas sin haber sido revisadas.
Así quedaron fuera de carrera dos de los tres integrantes vitalicios del Tribunal de Cuentas. Pero el 15 de diciembre del 2003 también renunció el vocal permanente, Raúl Leiva, argumentando dejarle "las manos libres" al gobernador Gioja para que renovara completamente la tan cuestionada cúpula del Tribunal de Cuentas. Leiva había ingresado en 1995, propuesto por el entonces gobernador justicialista Jorge Escobar. Con su renuncia el órgano de control quedó completamente acéfalo.
El descrédito del Tribunal de Cuentas fue el foco de los discursos de los diputados durante la sesión. El otro factor común fue la confianza puesta en los nuevos integrantes para lavar la imagen del órgano de control.