Al ver su nombre en la pantalla, que le confirmaba que había conseguido un departamento en Capital, Marcos Olivares no pudo contener la emoción. Las lágrimas se le escaparon y se aferró fuertemente a su pareja, Cecilia, y a su hijo de 2 años y medio. Con la voz entrecortada, manifestó su cansancio por el hecho de no tener un lugar propio. “Hace 6 años que alquilo una casa para mi familia. Encima, tengo un maxi kiosco y también alquilo”, resaltó.
Pero Marcos también piensa en el futuro y al ver el rostro de su hijo, vuelve a quebrarse. “Esta casa es por la seguridad y el futuro de mi hijo”, resaltó. Inclusive se animó a redoblar la apuesta al asegurar que no sólo será para él (por su chiquito) sino también para los que vendrán”, dijo con una sonrisa cargada de felicidad, mientras su pareja lo miraba, cómplice, de reojo.

