Eran cerca de las dos de la tarde cuando casi todos los Gioja posaban frente al Colegio Divino Corazón, en plena Capital Federal. A esa hora la sensación térmica estaba arriba de los 38 pronosticados. Rosa Palacio y su hija Flavia se alojan en ese colegio gracias a la amabilidad de las religiosas que no están ocupando sus habitaciones actualmente. El resto de la familia deambula entre ese sitio y un departamento frente al Hospital Italiano. Todos hacen turnos para cuidar a José Luis en las noches.

El colegio está sobre calle Dominicana al 3.586, a unos 10 ó 15 minutos del Hospital Italiano. En la planta superior del edificio hay habitaciones con baños individuales que son las que ocupan Flavia y Rosa. Allí también se alojan Gastón, su esposa Lorena y los dos hijos de ambos. Dicen que hasta han sufrido en carne propia los cortes de luz de Capital Federal. Por suerte, cuentan, a las habitaciones se llega por escalera y no por ascensor. Los otros hijos del Gobernador, Camilo y Franco, pasan sus días en un pequeño departamento frente al Italiano, sobre calle Perón al 4.300, aproximadamente. Ese lugar pertenece al Hospital y es ocupado regularmente por los familiares de personas internadas allí, según contaron.

Tratan de acostumbrarse como pueden, ya que toda su vida gira en torno a lo que pase con la salud de José Luis. Gastón, por ejemplo, ha encontrado en un gimnasio una forma de distraerse de los vaivenes de la salud de su padre. Camilo y él son quienes suelen quedarse con mayor frecuencia en el hospital por las noches a cuidar a su padre. Franco, en cambio, se queda normalmente con uno de los custodios del mandatario, ya que demanda de mayor atención que el resto de la familia. Y es, obviamente, el más inquieto. Cuentan que suele pasar las agobiantes tardes de Capital Federal metido en la pileta del hotel donde se aloja.

Todos apuestan a que este problema pasará pronto. Son muy creyentes y apelan en cada palabra a la ayuda divina. Reciben a diario a las personas que van a visitar al Gobernador, que son muchas. No solamente funcionarios, también sanjuaninos que pasan por Capital Federal y que se arriman a conocer el día a día de la evolución del mandatario. Dicen que tratan de hablar con todos, aunque reconocen que suele complicárseles. En la sala de espera de la Terapia normalmente hay más de una persona esperando a los Gioja para charlar sobre la salud del Gobernador. Hasta se han organizado, ya que, por ejemplo, han delegado en Gastón la responsabilidad de la comunicación. Ni Camilo ni Flavia quieren aparecer en las fotos y mucho menos en las declaraciones. Por ahora los Gioja sólo piensan en el día en el que puedan volver a San Juan.