Sebastián Piñera, el primer presidente de derecha elegido en Chile en medio siglo, quería llegar a La Moneda para aplicar "una nueva forma de gobernar", pero el terremoto del 27 de febrero le obligará a cambiar de planes para dedicarse a la reconstrucción de un maltrecho país.

Entre las urgencias de Piñera, que mañana recibe el mando de manos de Michelle Bachelet, sobresale lograr un acuerdo político con los partidos de la Concertación, que pasarán a ser oposición, para modificar la Ley de Presupuesto y sancionar un paquete de leyes que le permita enfrentar la catástrofe causada por el terremoto y encarar la reconstrucción de las zonas afectadas.

"Vamos a enviar un proyecto de ley para adecuar el Presupuesto de 2010 a la realidad y a las exigencias que el terremoto y el maremoto han puesto sobre nuestros hombros", dijo Piñera esta semana al explicar que el objetivo es "obtener financiamiento para las numerosas medidas de emergencia", para reconstruir las zonas afectadas, poniendo especial énfasis en el Maule y el Biobío.

Esta medida de Piñera requiere un acuerdo político en el Parlamento con los partidos de la Concertación, cuyos mayores dirigentes anticiparon el sábado en una reunión con el electo mandatario que serán oposición en temas que no estén relacionados con la tragedia, ante el profundo cambio de la situación política devenida tras el sismo.

Las tareas de reconstrucción podrían demandar todo el período del futuro gobierno, y anticipando ese escenario Piñera dijo haber comprometido "una ley de emergencia, una ley de reconstrucción y una profunda reestructuración del sistema de alerta y ayuda temprana", medidas que serán facilitadas por la oposición según le aseguraron los líderes de la coalición de centroizquierda en un encuentro que mantuvieron el sábado.

El líder de la centroderecha chilena también insistió en que impulsará una nueva ley de donaciones para recibir el aporte y la solidaridad del sector privado y así normalizar cuanto antes la actividad productiva de las regiones damnificadas.

En un intento por hacer la transición menos traumática, el futuro ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, pidió al actual jefe de Gabinete, Edmundo Pérez Yoma, que gobernadores y autoridades comunales permanezcan en sus puestos, en caso de que el equipo de Piñera no logre designar a los nuevos funcionarios antes del 11 de marzo.

Donde será clave la colaboración es en la Octava Región -epicentro del terremoto- donde la futura intendente, la actual alcaldesa de Concepción, está fuertemente enfrentada con el Gobierno.

Según una encuesta privada conocida ayer, los chilenos creen que el Gobierno de Piñera conseguirá mejores resultados tras el sismo en seguridad y orden público (70%) y la reconstrucción de viviendas y obras públicas (63%).