En el último tramo de la campaña, el presidente del PJ y candidato a diputado nacional, Néstor Kirchner en la jornada de ayer hizo a un costado las críticas u pleitos políticos para alentar al sector empresarial, en el marco de la crisis económica. En un la planta de La Serenísima prometió que el Gobierno ayudará a dicha firma que actualmente afronta una deuda de US$230 millones, por lo que se vió obligada a negociar su venta con Danone. "La Presidenta está dispuesta a ayudar a esta tradicional empresa del país", señaló el titular del PJ transmitiéndole tranquilidad a Pascual Mastellones, propietario de La Serenísima. En tal sentido, aseguró que "ante la posibilidad de necesitar financiamiento para mantener esta empresa emprendedora, el Gobierno va a salir en su ayuda si es necesario".

El ex presidente aclaró que no hubo ningún pedido de ayuda por parte de la compañía "pero si lo hubiera la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) me adelantó que lo iba recibir porque tiene un afecto particular por esta empresa nacional", acotó.

Kirchner recorrió las instalaciones de la empresa láctea cuya planta está ubicada en la localidad de General Rodríguez acompañado por el gobernador bonaerense y candidato a diputado, Daniel Scioli, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y el intendente de General Rodríguez, Marcelo Coronel.

Durante la recorrida el ex presidente fue informado sobre la actividad de la empresa y posteriormente pronunció un discurso ante los trabajadores y dijo que "se terminó en la Argentina el tiempo de que el hilo se cortaba por lo más fino; vamos a defender todos y cada uno de los puestos de trabajo". Asimismo alertó que "por favor, no volvamos atrás" y pidió "poner primera" frente a los "que quieren ponerle marcha atrás al proceso de crecimiento con inclusión social", iniciado en 2003. "Un proceso de reconstrucción lleva mucho tiempo. hemos hecho mucho, pero falta muchísimo más. Seguramente, habrá que corregir lo que haga falta, pero por favor, no volvamos atrás", enfatizó.

El marido de la Presidenta recordó el año 2003 cuando asumió la presidencia de la Nación: "me tocó ver la plaza de Mayo más triste de la historia, llena de gente angustiada, que había perdido sus ahorros; miles y miles que habían perdido su trabajo". "Estábamos en una Argentina al borde del precipicio", sintetizó.

Tras defender lo hecho, Kirchner se refirió a que "a veces me dicen que me enojo para tratar de descalificarme", y entonces recordó la época en que confrontó con las empresas de servicios públicos privatizadas, que amenazaban con juicios "si no cumplíamos" con sus reclamos.

"Las mismas empresas que habían participado del proceso de privatización, eran las empresas más duras", se quejó y agregó: "cómo no me iba a enojar, todavía tenían la caradurez de decirnos lo que nos decían".

Por otro lado, trazó un paralelo con las políticas anticrisis adoptada por la administración Obama y las que aplicó su gobierno desde 2003, para enfatizar que "tenemos que terminar de darle forma a lo que el proceso de los ’90 y 2000/2001 destruyó". Consecuentemente repitió su defensa del empleo y enfatizó que "tenemos que hacer un correcto proceso de sustitución de importaciones, no hay que tenerle miedo a esto", dijo, a un auditorio compuesto por gerentes y trabajadores de la empresa La Serenísima.

Finalmente reapuntando a su campaña, Kirchner dijo: "estoy de candidato a diputado" nacional para defender el modelo y aseguró darse "por satisfecho con todas las responsabilidades que me dieron los argentinos".