Tras el segundo sorteo del IPV, Laura Sáez tendrá que armar una réplica de una casa en miniatura y llevársela a la Difunta Correa, mientras que María Petrona Rodríguez deberá entregar masivamente estampitas de San Expedito. Por su parte, Karina Villalba y Analí Vazquez no tendrán que faltar ningún día 27 de cada mes a la iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa, mientras que Myriam Cabrera, con una promesa más terrenal, deberá pagar el asado para el grupo de amigas. Las 5 mujeres resultaron beneficiadas por el azar y se aferraron a sus creencias religiosas y cábalas para recibir ayuda extra y conseguir la tan ansiada casa (ver Historias).
No fueron las únicas, ya que ayer, durante el sorteo de adjudicatarios para las 1.236 viviendas de Chimbas y Santa Lucía, se vieron a muchos de los presentes que buscaron alguna “mano” divina o sobrenatural que guiara al bolillero. Así, un joven estuvo rezando durante un momento en pleno sorteo y hubo tanto mujeres y hombres que frotaban y acariciaban sus cadenitas con alguna imagen religiosa. María Petrona fue una de las ganadoras y una de las mujeres que estuvo a su lado también salió beneficiada, por lo que, medio en broma y medio en serio, algunos de los inscriptos le tocaban el brazo para captar algo de suerte.
Es que las expectativas de los presentes eran grandes y la cantidad de hogares era más limitada. El total de inscriptos para esos 2 departamentos fue de 16.499 y las casas en juego eran poco más de 1.200. Por eso, durante la jornada hubo rostros cargados de tensión y ansiedad, a la espera del resultado.
Los postulantes que asistieron al sorteo fueron alrededor de mil, unos 300 más que la primera edición, que fue para casas de Rawson y Pocito, según informó la Policía. Así, la calle Mendoza, entre General Acha y Tucumán, sede de la Caja de Acción Social, donde giraban los bolilleros, se vio cubierta. Hubo mujeres que dejaron sus tareas en el hogar para estar presentes y llevaron a sus hijos. También concurrieron hombres que se hicieron un hueco en sus trabajos para seguir las instancias del azar. Y las parejas que pudieron asistir se entrelazaban en abrazos, esperando que sus números salieran.
Todas las miradas estaban centradas en la pantalla gigante que montó la Caja de Acción Social. Fue así que la calle céntrica se convirtió en una especie de platea, donde las personas llevaron banquitos para poder sentarse y soportar la larga espera. Otros, directamente se sentaron en los cordones o en la misma calle. Ante semejante concurrencia y concentración de gente, los que también se vieron beneficiados fueron los kioscos y almacenes aledaños y los vendedores ambulantes que pasaron ofreciendo bebidas y comidas al paso.
Con el correr de las horas, en el auditorio improvisado se reflejaron las 2 caras de la moneda de un sorteo. Los beneficiados gritaban de felicidad cuando comprobaban que había salido su número, rompían en llanto, se abrazaban con sus familiares o llamaban por celular si no los habían acompañado. Los que veían los festejos aplaudían, con la esperanza de ser los próximos. Pero al final, la mayoría se fue con la cabeza gacha y las caras largas. Al cierre de esta edición, de los 6 grupos (ver recuadro), sólo faltaba el sorteo del de las fuerzas de seguridad y excombatientes, que se haría hoy.

