Desde 1994, los hombres tuvieron una presencia exclusiva en la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correcional del Poder Judicial. La tendencia se rompió el pasado 18 de abril cuando los diputados designaron a la jueza Silvia Peña Sansó de Ruiz como camarista de la Sala I. Así, además se convirtió en la segunda dama en llegar a ese puesto. El cargo es clave porque esos magistrados llevan adelante los juicios contra los acusados de delitos graves, como los homicidios, abusos sexuales y robos agravados, y porque resuelven los recursos de apelación que los abogados plantean en los juzgados de instrucción y correccionales que investigan ese tipo de hechos. En la pirámide de la Justicia, representan la segunda instancia y sólo están un escalón debajo de los miembros de la Corte local. Además, se trata de un puesto apetecible porque es muy bien rentado.

Actualmente, la Cámara Penal está conformada por 3 salas, cada una con 3 integrantes. Debido al convenio que firmó el Gobierno provincial con la ANSES, que habilitó a los jueces con la edad para jubilarse a que puedan retirarse con el 82 por ciento móvil, se está llevando a cabo un recambio histórico (ver recuadro). En ese marco, se produjeron 2 vacantes en la Sala I y una de ellas fue ocupada por Sansó de Ruiz, mientras que en la restante ingresó Juan Carlos Caballero Vidal, hijo del cortista del mismo nombre. La magistrada llevaba casi 9 años al frente del Cuarto Juzgado Correccional (ver perfil) y el jueves desembarcó formalmente en el nuevo cargo. La única mujer que había llegado a ese lugar fue Mirta Ivonne Salinas de Duano, ya fallecida, que en 1984 integró la por entonces recientemente creada Sala II, señaló su colega Félix Herrero Martín. La jueza permaneció como camarista hasta 1994, cuando decidió jubilarse. Desde entonces, y con la tercera sala en funcionamiento, la presencia de los hombres se hizo dominante en la Cámara Penal, hasta el arribo de Sansó de Ruiz.

Era uno de los pocos espacios en los que la presencia femenina había quedado relegada, ya que en el fuero civil, laboral y el de menores, más los juzgados de Paz, la participación era constante. El único lugar al que todavía no ha accedido la mujer es en la Corte de Justicia.

De los 3 poderes del Estado, el Judicial es en el que más espacios de relevancia han conseguido en los últimos 18 años. Hay 92 cargos de jueces, de los cuales, 33 son ocupados por damas, lo que representa un 35,8 por ciento. Hace casi 2 décadas, ese porcentaje estaba muy por debajo. En el Poder Legislativo, la mujer también ha estado presente aunque en menor medida. En el período 1995-1999, de las 45 bancas existentes, 6 correspondían a damas. En los 4 años siguientes, la cantidad de diputadas llegó a 7. Para la etapa 2003-2007, se redujo la cantidad de legisladores a 34 y de ese total, 5 eran mujeres. La misma cifra se repitió entre 2007 y 2011 y en las últimas elecciones accedieron 8 candidatas a la Cámara de Diputados.

En el Ejecutivo, los ministros de cada una de las áreas representan los puestos de mayor relevancia y responsabilidad, sólo por debajo del Gobernador. Este campo es donde menos cambios se han registrado. Desde la segunda gestión de Jorge Escobar (1995-1999) hasta la actualidad, siempre hubo una sola mujer al frente de un Ministerio, que siempre fue el de Educación.