Los actos de homenaje en todo el país a Néstor Kirchner, por el primer aniversario de su muerte, tendrán hoy como eje central una marcha a Plaza de Mayo y la inauguración del mausoleo en Río Gallegos que encabezará la presidenta Cristina Fernández en la capital de Santa Cruz, donde descansan los restos del ex presidente.
Aunque en principio se esperaba un acto con la presencia de todos los gobernadores peronistas, el traslado del féretro de Kirchner a su nueva morada se hará en la intimidad de la familia y un puñado de funcionarios nacionales.
Lo dispuso Cristina que estará junto a sus hijos, Máximo y Florencia.
El homenaje en San Juan lo encabezará el gobernador José Luis Gioja esta noche a partir de las 20.30 (ver página 17).
Las jornadas que preparó el kirchnerismo para recordar a su líder en distintos puntos del país comenzaron ayer a las 15 cuando militantes del Frente Transversal que dirige el diputado Edgardo Depetri junto a obreros mineros de Santa Cruz encabezaron una movilización en la Plaza del Congreso para presentar un monumento construido en bronce con la imagen de Néstor Kirchner, que en diciembre será instalado en Río Turbio.
La actividad frente al Parlamento -el último cargo público que ocupó el ex presidente fue una banca en la Cámara de Diputados- continuó durante todo el día con una radio abierta y exposiciones fotográficas. Por la noche, los manifestantes realizarán una vigilia y tras la bendición del padre Luis Farinello, hoy por la mañana marcharán con el monumento hacia Plaza de Mayo.
En cuanto al mausoleo en Río Gallegos, se trata de una obra muy moderna que supervisó personalmente Máximo, el primogénito de Néstor Kirchner.
La obra fue levantada por Austral Construcciones, propiedad del empresario Lázaro Báez, amigo personal del ex presidente y estrechamente vinculado a los negocios de la familia Kirchner.
Decenas de obreros trabajaron a destajo en estos días para terminar esta obra apoteósica, de 13 metros de largo, 15 de frente y 11 de alto.
El mausoleo rompe la sencillez del cementerio de Río Gallegos, es una mole de líneas rectas que ocupará unos 600 metros cuadrados, estará rodeado de un jardín y constará de dos plantas y un subsuelo, con capacidad para diez féretros.
En su construcción se han empleado materiales de la zona, como pórfido patagónico, mármol y piedra volcánica.
El edificio tendrá una puerta de acceso blindada, alta y estrecha y una cúpula de vidrio que facilitará el ingreso de la luz del sol a la cámara funeraria. Por ahí ingresarán el féretro y los familiares.
El resto de los visitantes deberá acceder por una escalera a las otras plantas y desde allí podrán ver, hacia abajo y a través de un cristal, el féretro.

