Unos 3.000 hombres y mujeres darán un paso más hacia la ciudadanía plena, al votar por primera vez en las elecciones del 11 de agosto con nombre y foto acorde a la identidad de género autopercibida, triunfo del colectivo trans después de una larga historia de lucha.

La Ley de Identidad de Género aprobada hace poco más de un año, el 9 de mayo de 2012, consiguió que miles de personas trans hoy estén deseando ansiosas el momento en que participarán del acto eleccionario ‘en nombre propio‘.

‘Ahora que legitimamos nuestra identidad de género y estamos por votar con nuestro verdadero nombre sentimos una gran ansiedad por participar en esta democracia‘, dijo a la agencia oficial de noticias Télam Marcela Romero, titular de la Asociación Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA).

En las elecciones de 1983, en las que Raúl Alfonsín fue electo presidente, ‘voté por la libertad, más tarde por nuestra identidad, y ahora iré a votar por la inclusión social, laboral y educativa del colectivo que integro, el de las mujeres y varones trans‘, sostuvo la titular de ATTTA.

Para July, (también de apellido Romero), a cargo del área administrativa de la entidad ‘la experiencia de haber votado en los últimos comicios en filas mixtas ya fue un gran avance‘. Tampoco pudo evitar comparar su presente con ese pasado colmado de ‘bronca y miedo, cuando llegaba el día de ir a votar‘. Es que para la mujer de casi 60 años, la historia de vida estuvo repleta de privaciones, como cuando decidía ‘no ir a votar para no tener que hacer la fila de varones‘.

‘Iba los últimos minutos antes del cierre de los comicios, para pasar desapercibida, para -en el apuro- poder entrar al cuarto oscuro, y no tener que sentir la humillación de que alguien gritara tu nombre (no coincidente con tu imagen) y que todos te miraran‘, contó July. Hoy, que todo eso ya pasó, ‘estamos ansiosas por votar con nuestro verdadero nombre‘, añadió.

Graciela Ojeda contó que ‘en una oportunidad, el presidente de mesa me pidió que fuera a cambiarme de ropa. Usted es una chica, me dijo el hombre que tenía en sus manos la decisión de dejarme o no votar. Le respondí que no, que no me iba a cambiar de ropa y me retiré sin ejercer mi derecho al voto‘.

‘Era muy violento para mí escuchar que en la mesa donde yo había votado, habían sufragado 300 hombres. Entre esos votos estaba el mío, pensaba. Realmente es un paso importante votar con un nombre y una foto que refleja tu identidad‘, reflexionó Ojeda.