El clima triunfalista en el búnker de Ana María López de Herrera se respiraba de temprano. Al mediodía Adriana Catrano, la candidata a concejal, anticipaba lo que se venía: “A la tarde vamos a festejar. Claro que sí”. Con ese entusiasmo, a las 18 empezaron a llegar los seguidores de Ana María López a la sede del Partido Popular Participativo de Rivadavia en avenida Libertador, al Oeste de Meglioli.
Estaban tan seguros del triunfo, que a esa hora un grupo de hinchas de Desamparados hizo la punta con los cánticos y los bombos en la vereda. Otros, flameaban banderas intentando copar la mitad de la calle. Adentro, cortaban papeles e inflaban globos para la fiesta. La candidata trataba de mantener la calma, pero no podía frente al desfile de amigos y compañeros que llegaban a saludarla.
“Me acaban de pasar el dato de una mesa en Marquesado y me dicen que sacamos el doble de votos al otro candidato. Estoy emocionada, por un lado festejo y por otro lado estoy esperando los resultados”, decía una Ana María cauta, aunque íntimamente se sentía ganadora. El abrazo fuerte a su marido fue una señal. También esa aparición en la puerta del local, que sus seguidores aprovecharon para levantarle los brazos en medio del cántico: “¡Se siente, se siente, Ana intendente! Tampoco se olvidaron de Alvarez: “¡Un minuto de silencio para Elías que está muerto!”, coreaban.
Los periodistas habían copado el salón principal del búnker, aguardando que Ana María reconociera por fin su triunfo. Pero no, ella iba y venía. Hasta salió a la calle preocupada al enterarse que acababan de robar la cartera a su hija del interior de su auto. Igual nada empañó la fiesta. La candidata a intendente esbozó una sonrisa grande cuando pasadas las 20 recibió el llamado del Gobernador, que la felicitó por el triunfo en Rivadavia.
Minutos después se conocían los resultados de boca de urna, confirmando que no había marcha atrás en la tendencia que marcaban sus fiscales. A partir de ahí, Ana María empezó a hablar como ganadora. “Triunfó la realidad. El vecino quería un cambio y eso se puso en evidencia por el respaldo de los votos”. Es más, la traicionó el subconsciente al decir: “me siento intendenta, pero no tengo los números. Además, tengo que pasar octubre”.

