"Polito" como lo conocían los sanjuaninos, más allá de los cargos que supo ocupar con prestancia, era dueño de una sencillez y humildad con las que podía caminar tranquilo por las calles de la provincia que lo vio nacer. Cuando asumió como embajador, se lo escuchó sin problemas invitar por igual a políticos, periodistas y correligionarios a viajar a Moscú, donde él ofrecía recibirlos para que conocieran su segunda ciudad y de paso, que le llevaran noticias frescas de San Juan, lugar del que seguía diariamente su acontecer a través de internet, pero siempre comentando cierta nostalgia por estar tan lejos. Casero cuando podía y querendón, trataba de estar seguido en Argentina con la gente de sus amores: su familia, el partido y los sanjuaninos.
Un hombre muy sencillo
Polo Bravo era dueño de una sencillez y humildad con las que podía caminar tranquilo por las calles de la provincia que lo vio nacer.

