Ventanas sin vidrios, puertas con las bisagras rotas, baños en construcción, canillas de las que no sale agua, instalaciones eléctricas al aire, zanjas abiertas y con la cañería a la intemperie, y lo más impactante: el piso hundiéndose en medio de las hamacas y las maromas. Aunque parezca increíble, todo eso se puede ver en una sola escuela, la Rudecindo Rojo, de Pocito, justo en el inicio del ciclo lectivo. Por eso, los padres que acompañaron a sus hijos al primer día de clases decidieron quedarse con ellos en el acto de apertura y, después, llevárselos nuevamente a sus casas. Dijeron que no dejarán que los niños asistan a la escuela hasta que cuente con las normas mínimas de seguridad.

Mientras algunos alumnos se vestían de gala para inaugurar sus escuelas nuevas, los de la escuela Rojo tuvieron que conformarse con estrenar sólo un equipo de música en medio de un edificio en estado desastroso. Es que, el año pasado, docentes y padres del colegio, que tiene una matrícula de 700 alumnos de nivel primario y secundario, juntaron dinero y compraron el aparato y ventiladores para los cursos. Y ayer, eso era lo único que se veía sano en la escuela, que en junio próximo cumple 150 años.

"En noviembre, llegó la gente de una empresa contratada por la Dirección de Arquitectura a arreglar las cañerías de agua, las instalaciones eléctricas, los sanitarios y la carpintería, principalmente las puertas. Pero en diciembre se fueron y dejaron todo a medias", contó María Padilla, directora de la escuela. Y dijo que, según le comentaron los obreros de la empresa, desde Arquitectura no les pagaron la primera parte del trabajo y por eso dejaron todo parado y no retomarán la actividad hasta que reciban el dinero.

"Yo avisé sobre esta situación al Ministerio de Educación y me dijeron que trate de asegurar y señalizar las zonas que están en obra y que las clases se dictaran normalmente", comentó Padilla.

Por eso, ayer se realizó el acto de inicio del ciclo en medio de las bolsas de cemento y con todas las zonas inseguras rodeadas por cintas plásticas con la leyenda "Peligro". Pero los padres no se conformaron con eso. "Cuando vinieron los papás y vieron que el único baño que está entero no tiene agua y que hay pozos por todos lados, decidieron llevarse a los chicos", contó la directora. Y dijo que lo que más la impactó fue ver que los niños de nivel inicial llegaron corriendo para jugar en las hamacas del patio, pero tuvieron que frenarlos. "Debajo del patio de juegos hay un pozo ciego que está clausurado hace 10 años. Pero con las lluvias comenzó a hundirse y se hicieron dos huecos", explicó Padilla. Ante esa situación, padres y directivos se reunirán hoy para ver qué pueden hacer y con quién tienen que hablar para que los obreros retomen las obras y mejoren las condiciones de infraestructura.