En los rostros de los familiares, amigos y compañeros de Leopoldo A. Bravo se reflejaban las emociones que surgían por el recuerdo del líder bloquista, al cumplirse un año de su fallecimiento. Ayer, en la Iglesia Nuestra Señora de Tulum, de Trinidad, se realizó una misa emotiva en honor a ‘un entrañable amigo‘, tal cual lo definió el padre José Juan García.
Durante la ceremonia se advirtieron sonrisas cálidas, gestos de asentimiento y lágrimas contenidas ante las palabras del cura párroco que evocó las cualidades de líder del bloquismo como persona y dirigente político.
Así, señaló que ‘Polo fue un padre ejemplar‘ con sus hijos Leopoldo Hugo, las mellizas Sofía y Catalina y el más pequeño, Nicolás, quienes estuvieron sentados en las primeras filas. ‘Fue casi un obsesivo de sus hijos‘, remarcó el padre en una frase similar a la que tituló DIARIO DE CUYO en su edición del domingo, en una entrevista con la esposa de Bravo, Laura Adámoli.
En la misa, la mujer estuvo junto a sus hijos, recordando a ‘Polo‘. ‘Siempre al lado de él‘, manifestó.
En la ceremonia estuvieron presentes militantes y dirigentes del bloquismo como su presidenta Graciela Caselles, el titular de la Convención, Augusto Rago, y el diputado provincial Edgardo ‘Chango‘ Sancassani, entre otras figuras. ‘Bravo trató de encaminar una ayuda, con un sentido popular, para aquel que le pidió una mano‘, destacó el párroco.
