En 2008 el gobernador José Luis Gioja vetó 8 leyes que había aprobado la Cámara de Diputados y el año pasado no tuvo que rechazar ninguna. Pero este año, cuando está por comenzar el período ordinario de sesiones correspondiente al 2010, el mandatario volvió a insistir con la práctica. Vetó 2 artículos, es decir que se trata de un veto parcial, de una ley aprobada en noviembre del año pasado para incentivar la edición de libros de autores sanjuaninos. El autor es alfil giojista y el vicepresidente primero de la Cámara, Eduardo Bustelo.

El Ejecutivo rechazó los artículos que disponían que los autores iban a poder deducir de los costos de publicación el impuesto a los Ingresos Brutos. El argumento oficial para el veto es que la provincia adhirió al Régimen Federal de Responsabilidad Fiscal que establece que cualquier reducción en la recaudación debe ser compensada con recursos del presupuesto y que como San Juan todavía no ha logrado recuperarse de la crisis financiera del año pasado, no puede disponer una baja en la recaudación.

El veto, que en la práctica equivale a rechazar una ley, es una facultad que tiene el Ejecutivo prevista en los artículos 168 y 169 de la Constitución Provincial. Ese rechazo puede ser parcial, es decir de sólo algunos artículos, o total, cuando toda la ley es desechada. Pero los diputados pueden insistir en la sanción con dos tercios de sus integrantes y el Ejecutivo debe promulgar la norma.

En la Cámara sanjuanina no son frecuentes los vetos. Por el contrario, desde que Gioja llegó al Gobierno provincial por primera vez en 2003, nunca había mandado vetos a leyes, pero en 2008 mandó 8 durante todo ese año (ver aparte). Y no había mandado nuevos rechazos hasta ahora.

Con la actual conformación de la Legislatura, en la que el oficialismo tiene amplia mayoría con un bloque de 28 diputados, es al menos curioso que el Ejecutivo tenga que rechazar total o parcialmente una ley que fue aprobada por sus propios legisladores. Esto, porque no es posible que ninguna ley sea sancionada si no es con el aval del Frente para la Victoria. Y menos cuando se trata de una iniciativa de un hombre de sus propias filas y que es nada menos que el vicepresidente primero del cuerpo como es Bustelo.

En cuanto a la cantidad de vetos, un antecedente es el aliancista Alfredo Avelín, que en su corta gestión desestimó un total de 6 iniciativas, todas en 2001 (ver aparte).