Marcelo Orrego fue uno de los gobernadores que se sentó este martes a la mesa del Consejo Federal de Inversiones (CFI) en Buenos Aires, donde 19 mandatarios provinciales se reunieron para marcarle la cancha al Gobierno nacional. El motivo: la fuerte caída en la recaudación y la falta de respuestas concretas sobre las obras paralizadas y los fondos que la Nación dejó de transferir.
El encuentro, que comenzó pasadas las 11 en pleno microcentro porteño, reunió a dirigentes de diferentes espacios políticos, desde peronistas hasta radicales, todos con un reclamo común: mayor previsibilidad en la distribución de recursos y soluciones urgentes frente al deterioro fiscal que afecta a las provincias.
Orrego formó parte del grupo que, tras la reunión, tenía previsto firmar un convenio con el jefe de Gabinete Guillermo Francos, junto a sus pares de Río Negro, Misiones, San Luis, Neuquén, Chaco y Salta. El objetivo es agilizar el intercambio de información tributaria a través del sistema ARCA y avanzar en mecanismos que destraben el plan para blanquear dólares de ahorristas, impulsado por el ministro Luis Caputo.
Pero la preocupación central pasa por otro lado: según un informe del IARAF, en mayo la Nación transfirió a las provincias un 23,3% menos en términos reales que en el mismo mes del año pasado. Esto dejó a muchas jurisdicciones al borde del ahogo financiero, con obras frenadas, viviendas paralizadas y deudas acumuladas por parte del Tesoro.
“Si vamos a una reforma fiscal, las provincias tenemos que tener una postura común. No podemos seguir atando todo con alambre”, señaló el gobernador chubutense Ignacio Torres, uno de los más activos del encuentro. El mensaje apunta a lograr una reforma estructural donde se definan con claridad los derechos y obligaciones fiscales de Nación y provincias.
Desde San Juan, Orrego ya venía manifestando su preocupación por la ralentización de las obras nacionales y por la falta de cumplimiento de los compromisos firmados el año pasado. En la reunión del CFI, el pedido fue claro: una audiencia urgente con Francos y con el propio presidente Javier Milei.
Aunque desde algunos sectores oficialistas intentaron bajarle el tono a la cumbre –”no es una reunión anti-Milei”, dijeron–, lo cierto es que los gobernadores buscan recuperar protagonismo y, sobre todo, fondos.
Mientras tanto, la tensión entre el Gobierno nacional y las provincias sigue escalando, en un contexto donde la necesidad de acuerdos fiscales es tan apremiante como la falta de recursos.

