Buenos Aires, 21 de enero.- Luego del escándalo que se vio en el programa Dale la Tarde, en el que hubo una fuerte pelea entre Atilio Veronelli con Florencia Peña, Eugenia Lemos y demás integrantes del equipo, el el actor y director escribió esta carta abierta explicando que ocurrió con la movilera del programa:
La primera violencia es la mentira.
Cuando alguien dice que hicimos algo que no hicimos, nos violenta. Sobre todo cuando aquello que se nos imputa es algo que a la vista de los demás y de nosotros mismos es un proceder erróneo o condenable.
Eugenia Lemos, miente al acusarme de haberla empujado. Jamás la empuje, ni siquiera la toque. NO ejerzo violencia ni sobre mujeres ni sobre hombres. La violencia es condenable pero se, más allá del genero.
Nos encontramos en un parador de Villa Carlos Paz, donde Esteban Prol Cristian U y yo, (más los hermanos Caniggia) habíamos sido citados para hacer un móvil (móvil que finalmente la producción del programa decidió no hacer ante la ausencia de los hermanos. Ergo, el criterio de vender “Despedida de casados” como la obra de “los Canigia” es obviamente del programa y no nuestro). Al ver que se me acercaba a saludarme, simplemente le dije: “no quiero darte un beso. Y no te digo lo que pienso de vos porque soy un tipo educado”. Se lo dije, precisamente, para evitar una situación violenta. ¿Ustedes saludarían alegremente a alguien que públicamente hablo pestes de su trabajo? Yo no. La señorita Lemos, con su proceder, el mismo que evidentemente avalan sus compañeros de programa (conductores y obviamente la producción) ensucio mi trabajo como autor, el de Rene Bertrand como director, el de Esteban Prol, Anita Martínez y el resto de mis compañeros actores, haciendo decir a la gente que rodeaba su móvil, que no vendrían a ver “la obra de los Caniggia” ni siquiera si les regalaran la entrada. Eso, acá y en la china, se llama publicidad negativa. Como si Coca Cola dijera en su publicidad “No tome Pepsi ni aunque se la regalen”.
Su móvil no solo perjudica nuestro trabajo (el de muchas familias, actores, maquilladores, operarios del teatro y productores cuyos ingresos dependen del resultado comercial de la obra) si no que es la razón por la que la dueña del teatro Candilejas le prohibió la entrada al mismo de por vida a Eugenia Lemos, que durante la temporada del año pasado, “actuó” en dicha sala.
Pero no solo mintió sobre mi proceder, sino que además afirmo que existía una grabación en donde se podía ver lo ocurrido. Por eso, lo primero que hice al sentarme en el móvil, fue increpar a Lemos y al programa “Dale la tarde” en general, a que muestren el tape (el video, se me cayeron varias sotas al utilizar el termino). No pudieron hacerlo, ni podrán, porque ese tape no existe. Y no existe, porque jamás ocurrió. O alguien de verdad cree que si el tape existiera no lo hubieran emitido ya infinidad de veces? De tal manera que Eugenia no esta sola en su mentira. Todo el programa miente al avalar la mentira de su movilera.
Pero después empieza lo más grave: Florencia Peña banaliza un tema de verdad grave como lo es la violencia de género, cuestión por la que muchas mujeres viven en el infierno o incluso mueren, confundiendo al publico (y se supone que un conductor de teve es un comunicador social). Decirle mentiroso a un mentiroso, sea del sexo que sea, no es violencia de género. Violencia es la que se ejerció sobre mí al acusárseme falsa y públicamente de empujar a una mujer, y luego al estigmatizarme como “Violento de género”.
A la vez, al acusárseme, están acusando de manera indirecta a todos mis compañeros de elenco, que supuestamente conviven y avalan a un violento. Conociéndolo como lo conozco, si Cristian U, que estaba al lado mío cuando me encontré con la movilera, me hubiera visto empujándola, hubiera reaccionado de inmediato. Y lo mismo va para Esteban Prol, y Matias Ferragut que estaban en el lugar.
De tal manera, que si hubo violencia y hubo mentiras, las mentiras vinieron directamente de Eugenia Lemos y Florencia Peña (que antes de intentar dar lecciones de vida a los demás, o hablar con propiedad sobre violencia de género, debería leer más sobre el tema, y evaluar mejor su propia vida).
Pero lo mejor de todo, o lo más patético, fue el llamado telefónico que recibí en mi celular a las 20 hs. Mariano Iúdica felicitándome por “la puesta” y pidiéndome que el lunes esté de nuevo en el programa.
Obviamente, jamás volveré a dar una nota a ese programa hasta que Florencia y Eugenia se retracten de los términos con los cuales intentan estigmatizarme, y confiesen que ese video jamás existió, ya que la acción que supuestamente en él se vería reflejada jamás existió.
Me dijo Florencia Peña que la televisión “no pide disculpas”. Y tiene razón. La televisión es solo un medio, no pide disculpas ni hace favores. Pero aquellos que la hacen, no están por encima de los alcances de la justicia (o no deberían estarlo). Así que Florencia, la televisión no, pero vos y Eugenia Lemos VAN A TENER QUE PEDIR DISCULPAS. Por más que mida ,yo no remato mi honor (que es chiquito pero existe) ni mi trayectoria para salvar a un programa que solo mide cuando su contenido es el escándalo.
Atilio Veronelli