Por Graciela Gioberchio

"Te mando esta foto de Juan que tiene este brote, ¿qué será?". "Mi hija tiene un cumpleaños y está con 38 de fiebre, ¿la llevo?". "En casa está mi amiga con su bebé y hay mosquitos, ¿le puede poner repelente?". Se calcula que al final del día un pediatra recibe cerca de 50 mensajes de WhatsApp, en su mayoría de mamás, con fotos de pañales sucios, vómitos, gargantas irritadas y audios de catarros, entre otros archivos extremos.

Más allá de la consulta cara a cara, los médicos siempre usaron otros medios de contacto con sus pacientes. Hace tres décadas eran las radiollamadas, luego los beepers, después llegaron los celulares y finalmente irrumpió WhatsApp, la mensajería instantánea de los teléfonos inteligentes que en el último tiempo logró convertirse en el terror de los pediatras. Es que en tiempos donde la tecnología facilita gran parte de la vida, cuando los chicos se enferman o surgen dilemas de crianza, cada vez más los padres buscan respuestas urgentes a un cúmulo de consultas y preguntas insólitas, sin reconocer día ni horario.

Desde las asociaciones médicas afirman que es necesario fijar límites en la relación entre el profesional y el paciente. El nuevo hábito que perturba en mayor medida a pediatras y obstetras es parte de los temas tratados en los congresos y, alcanzó tal grado de preocupación que la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) decidió formar un grupo especial de trabajo para analizar el tema y elaborar una serie de recomendaciones sobre el uso de WhatsApp en la profesión que, según estiman, se conocerán el año que viene.

"Es un trabajo conjunto de especialistas de las áreas de Informática, Ética y Ejercicio Profesional abocado a cuestiones de seguridad y confidencialidad que tienen que ver con la transmisión de imágenes de menores de edad, incluso de sus partes íntimas, y consultas que no tienen marco legal, quedan fuera del sistema de salud, no se registran en una historia clínica y tampoco se pagan", explicó a Infobae la pediatra Paula Otero, que preside la Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación de la SAP. "Nuestro objetivo no es poner límites tajantes porque creemos que la clave es lograr un acuerdo entre las partes, entre el pediatra y el paciente, sin perder de vista lo central de esta relación que es la comunicación cara a cara", puntualizó.

El antecedente que los pediatras argentinos tienen presente es la guía sobre el manejo de la información médica y, en particular, sobre el uso de WhatsApp que el año pasado difundió el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, donde afirma que "no debe usarse para el envío de información en el entorno profesional de la salud" por cuestiones ligadas a la seguridad de los datos y a la confidencialidad del paciente. En tanto, la Academia Americana de Pediatría no ha realizado recomendaciones sobre WhatsApp, pero sí lo hizo hace unos años respecto al uso del correo electrónico al que no consideran como una forma apropiada de comunicación entre pediatras y pacientes. "Si lo usan, deben minimizar sus riesgos de privacidad y seguridad con planificación y previsión adecuada", aconsejaron.

Otero, que atiende en el Hospital Italiano desde hace 25 años, advirtió que "por cómo están organizados los sistemas de salud, en otros países esta forma de comunicación informal entre médicos y pacientes no es algo normal. Podríamos decir que es un vínculo bien argentino".

Ante la avalancha de mensajes, cada vez más pediatras les aclaran a sus pacientes que el teléfono no es para cualquier tipo de consulta y hasta buscan filtros como leyendas en sus estados de Whatsapp del tipo "si es urgente, concurra a una guardia", aunque rara vez frena a las madres dudosas.

"De 21 a 8 y los fines de semana solo responderé urgencias. Gracias", dice el perfil de WhatsApp de la doctora Laura Krynski, que tiene 48 años y atiende su consultorio particular en Palermo. Es, además, secretaria de la Subcomisión de la SAP que impulsa la redacción de recomendaciones profesionales y desde ese lugar consideró que "en tiempos de telemedicina, los organismos colegiados tienen que tomar posición frente al uso de herramientas tecnológicas en temas de Salud fundamentalmente por cuestiones relacionadas con la seguridad y la confidencialidad de la información médica".

Fuente: Infobae