Muchas veces pueden llegar a naturalizarse. Y hasta incluso empresas de algunos países cuentan con un día al mes de licencia para sus empleadas destinado al reposo. Sin embargo, no todas las molestias o los dolores menstruales y premenstruales deben tomarse como algo normal, y aquellas personas que sientan que interfieren con su calidad de vida, deberían consultar.

Así lo entiende Silvia Alejandra Bonsergent, ginecóloga del Hospital Británico, quien aclara qué es lo esperable en este sentido, y cuáles en cambio pueden ser señales que nos indiquen que algo no anda bien.

“Es esperable sentir molestias menstruales debido al proceso inflamatorio que se genera en la pelvis con cada menstruación, pero no es normal sentir dolores que alteren nuestra calidad de vida o nuestra rutina habitual. Si esto sucede puede deberse a distintas afecciones que se pueden detectar y tratar por el médico especialista”, diferencia.

Molestias vs sufrimiento

En este sentido, indica que debería prestarse atención a todo dolor menstrual que no pueda calmarse con analgésicos comunes, o que se vea acompañado de náuseas, vómitos, diarrea o hipotensión arterial.

Respecto a cómo aliviar los dolores severos, la ginecóloga apunta: “Los antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno o el naproxeno son los medicamentos de primera línea, también son de mucha utilidad los antiespasmódicos. Si con estas opciones no se logra respuesta, pasamos a los anticonceptivos orales que son muy efectivos”, expone.

Sin embargo, aclara que el tratamiento deberá ser ponderado por un profesional, que pueda enmarcar correctamente la intensidad de los síntomas en la historia clínica de la persona, así como descartar otras afecciones.

“Se debe tomar a la paciente en su conjunto, de acuerdo a su etapa vital y considerar todas las circunstancias que desencadenan el dolor, muchas veces exacerbado por factores personales o familiares que la rodean”, plantea.

A quiénes suele afectar

¿Tiene algo que ver el hecho de que algunas mujeres presenten un sangrado más abundante con la posibilidad de percibir más molestias? ¿Y con el hecho de haber tenido hijos?

Según señala Bonsergent no existe una vinculación directa respecto al primer punto, pero sí una posible relación: “La cantidad de menstruación no está necesariamente relacionada con el dolor; aunque, en general las mujeres con menstruaciones abundantes tienen más molestias, condición que podrá tratarse de acuerdo a la causa que provoque el sangrado uterino abundante”, detalla.

En cuanto a la edad o  el hecho de si haber tenido un embarazo puede llegar a influir en el hecho de padecer molestias, afirma que se trata de algo relativo. "En algunos casos suelen mejorar, pero debemos prestar atención a aquellos casos que se agravan con el paso del tiempo ya que existen afecciones ginecológicas que pueden causar dolor”, sostiene.

“Por lo tanto, independientemente de la edad o la cantidad de hijos, si el dolor menstrual persiste se debe consultar con el médico especialista”. Y enfatiza: “Es un concepto erróneo creer que es común que la mujer ´sufra´ durante la menstruación, si esto pasa puede haber una enfermedad subyacente y debemos buscar la ayuda del ginecólogo”.

El riesgo de endometriosis

¿Cuáles son las enfermedades más comunes que pueden estar detrás de estas molestias? ¿Qué es lo que el especialista en ginecología debería descartar?

Uno de los trastornos que puede originar los dolores menstruales severos es la endometriosis.

“Esta afección se caracteriza por la formación de endometrio (que es el tejido uterino que se desprende con cada menstruación) en la pelvis; esto provoca un sangrado interno cada vez que la paciente menstrúa, lo que desencadena los fuertes dolores y fenómenos inflamatorios que, si no se tratan a tiempo, pueden dejar secuelas que afecten la fertilidad”, explica.

La endometriosis es una enfermedad de origen multifactorial y en cada mujer puede presentarse de forma diferente, lo que también impactará en la forma de abordarla. Puede requerir tratamiento sintomático, hormonal o quirúrgico,o en caso de que sea asintomático, no tratarse.

Aunque su prevalencia es más alta entre los 30 y los 40 años, la endometriosis puede afectar a cualquier persona que menstrúa. Algunas condiciones se asocian a un mayor riesgo de presentarla: tener antecedentes en la familia, haber tenido la primera menstruación antes de los 11 años, ciclos menstruales cortos (menos de 27 días), o intensos y que duren más de 7 días.