El mal de chagas es una enfermedad que se transmite a través de la picadura de una vinchuca infectada por el parásito Trypanosoma cruzi. También existe la posibilidad de transmisión mediante el consumo de bebidas o alimentos contaminados con materia fecal de vinchucas infectadas, por transfusiones o trasplantes. Sin embargo, en la Argentina no se han detectado casos por estas vías, siendo la que genera el mayor número de casos nuevos cada año el de la transmisión de madre a hijo durante el embarazo.

En abril pasado se reglamentó la ley nacional 26.281 de prevención y control de todas las formas de transmisión de la enfermedad de Chagas, que había sido sancionada en 2007. La norma declara de interés nacional y carácter prioritario la prevención y control de esta enfermedad hasta su definitiva eliminación en todo el territorio nacional. Un dato para destacar de la reglamentación es que promueve la realización de estudios a las personas con capacidad de gestar y embarazadas para determinar si tienen chagas y así poder recibir tratamiento antes del embarazo, y poder, en caso de ser necesario, tener acceso a un tratamiento adecuado para sus hijos.

Está comprobado que la combinación de factores biológicos, ambientales y sociales, como la pobreza, facilitan la enfermedad cuyo causante. Por otra parte, los investigadores advierten que el Trypanozoma cruzi es mucho más complejo que otros parásitos, lo que dificulta, por un lado, la tarea de llevar adelante una correcta inmunoterapia y, por otra parte, avanzar en el desarrollo de vacunas efectivas.

Para prevenir la enfermedad se creó en 2006 el Programa Nacional Concertado de Prevención y Asistencia Integral a la Enfermedad de Chagas, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, que luego pasó a denominarse Programa Nacional de Chagas. Este programa tiene como objetivo reducir la mortalidad por enfermedad a través de la interrupción de la transmisión de la vinchuca y el control de las formas hereditarias.

Se suele decir que el mal de Chagas es una enfermedad silenciosa. Es cierto, pero hay que señalar también que es una enfermedad silenciada, porque afecta mayoritariamente a sectores de la población con menor capacidad económica y menor visibilidad. Es una enfermedad que tiene altas probabilidades de curación si se trata en sus etapas iniciales, de ahí la importancia de la reglamentación de la ley 26.281, ya que esta norma permite articular mejor los programas provinciales con las obras sociales y los prestadores privados de la salud, además de que obliga a adoptar medidas para asegurar los recursos humanos y materiales, continuar con las capacitaciones, implementar un sistema de información con una base de datos única y con actualización permanente, formular e implementar un plan de vivienda saludable y desarrollar campañas en todo el territorio nacional para generar conciencia en la comunidad sobre este grave problema que afecta a la salud pública.

Para la Organización Mundial de la Salud la enfermedad de Chagas forma parte de un problema de salud pública que tiende a aumentar cuando empeoran las condiciones de vida de la población y, sobre todo, cuando se resiente el acceso a los servicios de salud de los sectores más vulnerables. Los expertos del organismo internacional advierten, por otra parte, que alrededor del 30% de las personas que sufren la enfermedad tienen altas probabilidades de desarrollar algunos daños cardíacos, tales como miocardiopatía, alteraciones del ritmo y conducción en el corazón, aneurisma apical e insuficiencia cardíaca causada por la destrucción progresiva del músculo cardíaco.

Por esto, es necesario que se haga hincapié en la detección temprana, porque de esa manera el paciente tendrá mayores posibilidades de recibir un tratamiento que prolongue y mejore sus condiciones de vida. Serán clave en la lucha contra la enfermedad todas las medidas de prevención que se adopten, como asegurar una vivienda digna a la población en riesgo, fortalecer la red sanitaria para la atención primaria en las zonas más vulnerables y garantizar fumigaciones periódicas con los controles epidemiológicos adecuados.

Aquellos pacientes que tienen dudas de haber contraído la enfermedad de chagas sólo deben acercarse a su médico para detectarlo con un estudio sencillo, que se hace mediante extracción de sangre.