La resistencia antimicrobiana es un riesgo para la salud pública que nos amenaza a todos. Lo que alguna vez se conoció como medicinas prodigiosas que se utilizaban para tratar infecciones comunes causadas por bacterias, virus, parásitos y hongos están empezando a fallar cuando los necesitamos. Como resultado, los medicamentos se vuelven ineficaces y las infecciones persisten en el organismo, lo que incrementa el riesgo de propagación a otras personas. Es una epidemia silenciosa que afecta a todo el mundo.

 

La resistencia antibiótica aumenta el costo de la atención sanitaria por la mayor duración de las hospitalizaciones y la necesidad de una atención más intensiva.
¿Qué factores aceleran la aparición y propagación de la Resistencia?

 

La Resistencia es un fenómeno que aparece de forma natural con el tiempo, generalmente por modificaciones genéticas. Sin embargo, el proceso se ve acelerado por el mal uso y el abuso de los antimicrobianos, tanto en las personas como en los animales, y es frecuente que se administren sin supervisión de un profesional. Como ejemplos de uso incorrecto se pueden citar su administración para tratar infecciones víricas, como los resfriados o la gripe, o su uso como promotores del crecimiento del ganado y los peces.

 

A collection of colourful pills

 

¿Qué medidas se pueden hacer para combatir esta situación?

 

Debe ser en forma global y con políticas de educación a la población. Por ejemplo: el mal uso de antibióticos en más del 50% de su uso son innecesarios. La gente los compra libremente para casos de diarrea, faringitis o gastroenteritis, en su mayoría de etiología viral.

 

En Francia, se llevó a cabo una campaña nacional de educación para la comunidad para reducir el mal uso de los mismos, esta campaña recibió el nombre de «Los antibióticos no se deben dar automáticamente», y con ella se consiguió una disminución del 26,5% en el uso de antibióticos para tratar síndromes gripales (que en su mayoría son de origen vírico). 

 

También se los usa en animales sanos para promover su crecimiento. Algunos cálculos indican que la utilización de antibióticos en la cría de animales, incluidos los peces, es como mínimo mil veces mayor, en toneladas, que en la medicina. Se necesitan urgentes cambios en el área agrícola para promover prácticas que los resguarden.

 

Como conclusión: el problema es serio pero estamos a tiempo si se toma conciencia y se adoptan medidas con compromiso de políticas de salud global.

 

Colaboración: Sandra Ferrari – Infectóloga