Cuando culminó Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba quiso ser pediatra pero "ver a un niño enfermo es penosísimo", contó, así que incursionó en Psiquiatría, una de las especialidades dentro de la clínica médica que se convirtió en su profesión. Hoy, con 26 años de experiencia en su haber, Raúl Lépez es uno de los referentes en el tema a nivel local, desempeñándose actualmente como coordinador de médicos psiquiatras en la Clínica Santa Lucía y como Jefe de Psiquiatría en la carrera de Medicina de la Universidad Católica.

"En la depresión como en otras enfermedades, el primer paso es la detección temprana y en eso el primer filtro es el médico de familia. Ya en nuestra tarea como psiquiatras nuestra principal herramienta es escuchar y ver detrás del discurso para dar contención. Cuando un depresivo llega a nuestra consulta lo importante es acompañar", detalló el profesional.

En este marco, para Lépez resulta fundamental no perder la objetividad. "Es por eso que los médicos psiquiatras no podemos atender a nuestras familias, en temas como la idea de la muerte como yo la entiendo resulta difícil. En enfermedades como la depresión, a la que podemos definir como el dolor del alma, debemos ser objetivos", explicó Lépez. 

Las ideas de muerte o el suicidio son algunos de los síntomas que presenta un enfermo con depresión avanzada. Pero según Lépez hay que desterrar la idea de que es algo exclusivo de los enfermos depresivos. "El suicidio o tentativa suicida también aparece en el adicto o un psicótico. Si uno habla desde la estadísticas, se presenta en los extremos vulnerables de la vida: en los jóvenes porque no tienen censura y en los mayores porque pueden estar pensando y haciendo a la vez, en un momento al que sienten como el ocaso de la vida y por lo cual no encuentran sentido para seguir viviendo", señaló el médico. 

Por su formación en hospitales polivalentes su visión es la de integrar disciplinas. "La psiquiatría debe estar al lado de la neurología, la cardiología, entre otras. La patología somática está encadenada con la psiquis, un todo conectado; así por ejemplo hipertensión, endotelio, infarto, depresión, van de la mano", explicó.

En este sentido el profesional hizo mención a la psiconeuroinmunoendocrinología, que estudia de forma integradora las interrelaciones de los procesos de salud y enfermedad, obligando al profesional de la salud a entender esta interrelación independientemente de la especialidad a la que se dedique. Se trata de unificar la dicotomía entre mente y cuerpo. 

Este cambio de paradigma se convirtió en su desafío en su experiencia con la enseñanza. "Lo que hago en la carrera de grado en Medicina es tratar de bajar líneas más amplias sobre la psiquiatría, esto implica un conocimiento profundo del paciente y no solamente de su enfermedad como puede ser la depresión. Hay que pensar la psiquiatría en el orden de lo humanitario, el rol del psiquiatra es el acompañamiento, la posibilidad de cuidar al otro al medir riesgos de vida", concluyó.