En plena crisis mundial por el coronavirus (COVID-19) hay una herramienta que se ha convertido en una de las más importantes por su lucha contra la pandemia. Se trata del desinfectante para manos, el cual es utilizado por la población diariamente, debido a que a raíz de la propagación del virus una de las recomendaciones de instituciones de salud ha sido el mantener una adecuada limpieza en todo momento.

¿Pero sabías cuál es el origen y el cerebro detrás de este eficaz producto?

Pues la creadora del famoso gel antibacterial es Lupe Hernández, una estudiante de enfermería de Bakersfield, California, quien en 1966 preocupada por la escasez de agua y jabón para los médicos antes de entrar en contacto con los pacientes, descubrió que el alcohol en forma de gel podría resultar una fórmula efectiva para desinfectarse las manos.

Tras darse cuenta de que su idea podría convertirse en un éxito rotundo, Hernández decidió llamar a una línea telefónica de inventos que había oído hablar en la televisión y registró la patente.

El diario The Guardian fue el encargado de publicar un artículo citando que la latina fue la inventora del gel antibacterial; sin embargo, pese a haber patentado su idea, el desinfectante para manos fue utilizado como producto exclusivo de hospitales y clínicas hasta 1988, cuando la empresa privada Gojo lanzó al público Purell, el primer gel sanitizante comercial en la historia.

Su uso de manera personal en el público se dio a raíz del brote de H1N1 de 2009, cuando las ventas de geles y toallitas desinfectantes se dispararon.