Aunque diametralmente opuestas, la risa y el llanto aportan beneficios para la salud. Ambas son una respuesta producida por el organismo ante determinados estímulos.


Reír es una respuesta natural del organismo, con múltiples beneficios para la salud física, mental y emocional. Por cada carcajada se ponen en marcha 430 músculos. Reír modifica el ritmo cardíaco. Las bocanadas de aire promueven una mayor y mejor oxigenación de cada célula y, además, propicia la liberación de endorfinas, drogas naturales que produce el cuerpo que ayudan a combatir dolores y malestares, funcionando como analgésico natural.


La sonrisa es un gesto de satisfacción que nace en los primeros días del bebé: luego de amamantar, al llegar a un estado de satisfacción, el rostro se relaja y las mejillas se elevan, dejando en el rostro del bebé una sonrisa inigualable.
Luego, la sonrisa se convierte en un gesto comunicativo de aceptación, de satisfacción, de seguridad. Reír coloca al ser humano en un marco mental alegre, positivo y liberador.


En cuanto al llanto, las lágrimas limpian las córneas y también lubrican todo el globo ocular para un óptimo funcionamiento. También representan la manera en la que la mente libera emociones fuertes: alegría extrema o penas. Al salir, las lágrimas se llevan emociones exacerbadas. Cuando el ser humano atraviesa un mal momento y deja todas esas emociones dentro, el marco mental se nubla y aparecen las trabas autoimpuestas.


Así, también se desarrollan las condiciones óptimas para dolores, enfermedades. Por eso, el llanto es un mecanismo de liberación de estas trabas. Al llorar se libera adrenalina y noradrenalina, hormonas que preparan a las personas para luchar contra los obstáculos o para ‘huir del enemigo‘.


En el llanto se presentan contracciones musculares y cambios respiratorios, que aceleran el ritmo cardíaco y propician una mejor oxigenación de las células. Llorar cuando algo duele, sea a nivel físico o emocional, es un imperativo en lo que respecta a bienestar espiritual. Este mecanismo persigue una función estabilizadora y reguladora, pues toda la respuesta de llanto libera tensiones.


Mientras que un niño es capaz de reírse hasta 400 veces al día, el adulto no supera las cien, y la media se encuentra entre 20 y 30. Según investigadores alemanes, las mujeres lloran cada año entre 30 y 64 veces. Los hombres, entre 6 y 17 veces, según los datos publicados en la revista especializada ’Der Ophthalmologe’.