Bicicletería al Paso. El emprendimiento de Roberto comenzó como rebusque, pero desde hace muy poco y en pleno contexto de crisis económica en el país se convirtió en su trabajo formal. El hombre casi siempre se ubica en la esquina de San Miguel y 5, en Pocito.

El rebusque lo caracteriza desde que es chico. A los 10 años comenzó a ayudar a su papá en una bicicletería y de esa manera aprendió un oficio que lo apasiona. Cuando llegó a la adultez logró independencia gracias a changas que hacía como fletero, chofer de taxis y hasta albañil. Sin embrago, esos trabajos no le alcanzaban para llevar una vida digna junto a su esposa y su hija. Así fue que, hace apenas seis meses y en plena crisis en el país, montó su emprendimiento: una bicicletería en la calle que hasta hace reparaciones a domicilio. "Un día pensé en independizarme y mi papá me aconsejó que me pusiera en una esquina a arreglar bicicletas, y eso hice. Hoy trabajo todos los días reparando bicis en la calle y hasta voy a la casa de algunos clientes", dijo Roberto Procopio y comentó que su emprendimiento se llama Bicicletería al Paso.

Haga frío o calor Roberto monta su bicicletería y llama la atención. Con su camioneta blanca y sus herramientas se adueña de las banquinas y se pone a trabajar. La esquina de San Miguel y calle 5, en Pocito, es una de sus favoritas porque es donde más trabajo tiene, pues aseguró que ya es conocido en la zona. Sin embargo muchas veces busca otras esquinas para trabajar y hasta va a la casa de sus clientes. "Es que hay veces que tengo clientes que no tienen movilidad para traerme la bici y yo voy a sus casas y las arreglo", dijo y comentó que su bicicletería itinerante le permite alimentar diariamente a su familia y darse unos gustos, de vez en cuando.

Cada jornada la comienza de la misma manera: estaciona su movilidad y saca unos ganchos de la parte trasera de la camioneta. Ahí cuelga ruedas y hasta algunas bicis para que llamen la atención. Incluso, en ocasiones coloca un cartel que indica el trabajo que hace.

"Antes trabajaba de todo lo que podía. Cuando empecé con la bicicletería mi papá me prestó unas herramientas y ahora me está yendo bien. Trabajo todos los días de 9 a 13 y en las tardes desde las 18 hasta las 21", comentó y dijo que generalmente los clientes más conocidos le dejan las bicis y luego las buscan al otro día cuando ya están listas. Para ofrecer tranquilidad a los clientes, sobre todo a los nuevos, Roberto le da su número de teléfono y hasta su dirección. "Es que hay gente que tiene miedo de dejarme la bici, pero luego ven que no pasa nada. Además, también les doy mi número de celular por si a alguien le resulta más fácil retirar la bici de mi casa. Hago todo para que los clientes estén seguros y cómodos", agregó.

En su camioneta hace arreglos grandes como engrases, centrado de ruedas y cambio de ejes, entre otros. Sin embargo, dijo que la mayoría de sus clientes lo visitan para que les emparche las bicicletas. "Sobre todo las bicicletas de los niños", agregó. Es por esto, que entre sus herramientas lleva un pote plástico, que era de helado, y ahí prueba las cámaras para ver dónde están las pinchaduras. "Si bien mi fuerte son las bicicletas, también emparcho motos, ya que hay que rebuscársela para trabajar mucho", agregó. A la vez, comentó que los precios son accesibles y que por eso mucha gente vuelve a que le haga otras reparaciones a sus bicicletas.