Contención. En el Centro Genesaret, los jóvenes que delinquieron reciben contención espiritual, en el marco de las actividades para la reinserción social.

Cumplieron con los meses de trabajo comunitario y la donación de pañales que incluyó su condena. Ahora comenzaron a transitar una nueva etapa, y tal vez, la más difícil de superar: lograr controlar esos impulsos que los llevaron a delinquir por primera vez, y cambiar de vida. Son los jóvenes que cometieron un delito y que recurrieron a la ayuda de Dios para regenerarse. Asisten al Centro Genesaret, un lugar donde se brinda contención y ayuda a las personas que infringieron la ley. Se inauguró hace 3 meses, gracias a la iniciativa del movimiento religioso Camino de Emaús.

Para Mariana Benegas, consagrada del movimiento Camino de Emaús, estos primeros tres meses de trabajo del Centro Genesaret brindaron un balance positivo. Es que 14 jóvenes, de entre 18 y 38 años, que delinquieron, buscaron voluntariamente participar de las actividades que ofrece este lugar para trabajar en el autocontrol y el desarrollo personal. "Por ahora, gracias al convenio que firmó el Arzobispado con la Justicia, estamos trabajando con los chicos que tienen una probation, que es la suspensión de juicio a prueba, porque cometieron delitos que no son graves, fueron juzgados por primera vez y no tienen antecedentes. Les estamos brindando toda la contención necesaria y las herramientas para que no vuelvan a caer en la tentación de delinquir y puedan lograr la reinserción laboral", dijo la mujer. Todos los martes, estos jóvenes participan en talleres de desarrollo personal, a cargo de psicólogos, que incluyen actividades tendientes a reforzar los valores, y a hacerles ver su situación de vida de una perspectiva diferente para poder lograr el cambio. Pero eso no es todo. Los jueves concurren al Centro para charlar con una voluntaria y trabajar la parte espiritual. "Tenemos voluntarias que cumplen la función de orilleras. Es un término con el que simbolizamos el momento en que Jesús les habla a los pescadores a la orilla del mar. Estas personas se encargan justamente de escuchar a estos jóvenes que, mate de por medio, les cuentan sus miedos, inquietudes y aspiraciones. Los acompañan a rezar y a leer la Biblia. Esta actividad también es de mucha importancia para ellos, ya que les permite expresar lo que sienten internamente sin temor a ser juzgados", dijo Benegas.

Lo que viene
El Centro Genesaret también dará contención y ayuda a los convictos que cumplan su condena y obtengan la libertad. Se trabajará con ellos la parte psicológica, espiritual y social, y se los capacitará en algunos oficios para contribuir en el aspecto laboral.