La Pericana. La aparición de La Pericana hizo que el escenario se viera como un lugar en donde reinó el mal. Con colores fuertes y un toque de maldad este personaje se robó gran parte de los aplausos del público.


Desde el principio el espectáculo llamó la atención. Una respiración agitada, que se escuchó en medio de la oscuridad hizo encrespar la piel de los presentes. Es que, tras ese sonido, que por momentos fue ensordecedor, arrancó el show de cierre. Y no se trató de un show más, sino de uno que quedará en la historia de los sanjuaninos por ser el primero en el predio chimbero. Como si eso fuera poco, la magia de la historia, los aromas que invadieron el predio Costanera y cientos de colores fueron el transporte para que el público viajara en el tiempo y recordara las clásicas siestas sanjuaninas, donde los niños hacían de las suyas mientras los adultos descansaban. Así cerró anoche la Fiesta Nacional del Sol, con el espectáculo "El Calor de lo Nuestro". Hubo 567 artistas en escena, que hicieron que el público no extrañara los cerros del Autódromo El Zonda Eduardo Copello, y que cómo sucede todos los años, aplaudiera de pie hasta el cansancio.

La historia incluyó muchos momentos mágicos, que hicieron que el público quedara sorprendido. Ciclistas que bailaron con sus bicicletas, escobas voladoras y una carretilla que hizo que los niños recorrieran el cielo sanjuanino con rapidez. Y como si eso fuera poco, las luces del espectáculo jugaron un papel fundamental en la historia y ayudaron para que como en un espiral del tiempo la gente se condujera a momentos mágicos. La obra apeló a los sentidos y el público hasta se mojó cuando llegó el turno de la chaya.

Un toque de magia. En varias etapas de la obra, los personajes volaron y le pusieron magia al espectáculo. Hubo bicicletas y hasta carretillas voladoras. El público aplaudió sin parar.

Antes de que los artistas subieran al escenario Guillermo Kuchen, un conocido en la Fiesta del Sol, corrió por el aire recordando la primera edición del festejo. Hablando del calor sanjuanino dio el pie para el inicio del show y la aparición del Guille niño.

Sobre el escenario una docena de pantallas gigantes fueron fundamentales para contar la historia, que por momentos pareció una producción cinematográfica. Barrios sanjuaninos, el cielo y un gran Sol, las cuevas de la Quebrada de Zonda y muchos paisajes más ambientaron la historia que fue lineal y que contó, como en un cuento mágico, las aventuras de un grupo de chicos, que en plena siesta salieron a buscar a La Pericana para fotografiarla. Y esas imágenes fueron tan reales que hicieron que por momentos, los rincones sanjuaninos traspasaran las pantallas.

Durante el show, Guille, el protagonista se ganó la mayoría de los aplausos. El nene, que con su jardinera roja y una Polaroid (cámara de fotos) colgada en su cuello fue el mentor de la gran aventura, que sucedió en 1972, en el día más caluroso de ese año. La historia comenzó cuando Guille y su amigo Roberto escucharon sobre La Pericana, una mujer malvada que aunque nadie nunca la vio, se sabe que parece un insecto y que en las siestas se roba a los niños. Una tía de Roberto, bastante gruñona, fea y con un timbre de voz similar al de una bruja, fue quien les relató la historia sin saber que ese personaje inspiraría a los chicos y a otros amigos para que emprendieran "la misión".

Grandes personajes. Juan Carretilla y la abuela fueron dos personajes fundamentales para la historia. Ayudaron en momentos claves para que los chicos pudieran cumplir la misión.

Durante la aventura los chicos se encontraron muchos personajes que los ayudaron y con otros que trataron de impedir que vieran a La Pericana. El viejo de la Bolsa, a Juan Carretilla, un pelotón de ciclistas y hasta la estatua de Domingo Faustino Sarmiento y la Cabeza del Indio fueron parte de esa siesta histórica. Y mientras eso sucedió, el público descubrió aromas que se relacionaron con diferentes momentos de la obra. Olor a rosas (por el perfume típico de La Pericana), a semitas calientes y a jugo de naranja recién exprimido fueron algunos de esos aromas. 

En medio de la historia, cuando lograron superar un montón de adversidades los chicos debieron virar el timón: la fotografía deseada pasó a segundo plano, pues descubrieron que La Pericana secuestró a una candidata a Reina del Sol, para seguir siendo la única dueña de las siestas y para que el Sol siga asociandose con el miedo. Así, tras perseguirla y chayarla rescataron a Graciela Pineda quien se convirtió en la primera soberana. Los niños no sólo salvaron la primera Fiesta Nacional del Sol, sino que también pudieron fotografiar al malvado personaje. Y, al grito de "no tenemos miedo" lograron que La Pericana desapareciera para siempre. El espectáculo finalizó con 300 niños bailando sobre el escenario y un show de fuegos artificiales.


Entre el público

  • Durante varios momentos de la obra los bailarines coparon el escenario. Incluso, en un momento de la historia bajaron y se metieron entre el público. Con unos cilindros luminosos representaron un río entre las sillas de la platea. Al finalizar muchos artistas volvieron a estar entre la gente que vio la obra.

 

Inclusión

  • 26  artistas con discapacidad participaron del espectáculo de cierre y en la preparación del mismo. Algunos trabajaron en la creación de utilería y otros actuaron en el show.

 

El vestuario

  • 600  prendas fueron confeccionadas para vestir a los artistas del espectáculo de cierre. El fucsia, el violeta y el naranja fueron los colores que más se destacaron en el vestuario.