Ni guerra de los sexos, ni venganza reivindicadora, ni consignas que separen o degraden. Las mujeres que consiguieron ubicarse (y legitimarse) en espacios clave de poder en San Juan no conciben el feminismo como una pancarta de fuego cruzado, sino como un acto de justicia y evolución. Tienen esa mirada en común: para ellas, la mujer debe tener oportunidades para acceder a espacios de decisión en la vida pública a través del mérito, de la capacidad y de la responsabilidad. Es decir, debe tener tanto derecho como el hombre. Pero también reconocen que la historia demuestra que el mérito masculino en campos de poder casi siempre es reconocido, no así el femenino. Y como una forma de afianzar el espíritu del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, proponen que el camino del reconocimiento en ámbitos decisivos no sea a pesar del otro género, sino en conjunto, con armas y objetivos compartidos. En equipo.


En esta edición especial aportan su propia mirada de género cinco mujeres que hicieron mérito suficiente para llegar a lugares de poder y que les fue reconocido. Y que, además, día a día trabajan para construir igualdad de oportunidades desde el espacio que manejan. Ellas son Adriana García Nieto, la primera mujer miembro de la Corte de Justicia sanjuanina (quien además ya ocupó la Presidencia del cuerpo, en un hecho histórico para la provincia); Fabiola Aubone, quien asumió el Ministerio de Gobierno luego de casi dos décadas sin que hubiera una mujer en ese cargo, y quien además se convirtió en una jugadora clave en las estrategias políticas de la gestión de Sergio Uñac; Claudia Grynszpan, primera ministra de Turismo en la historia sanjuanina y, por si fuera poco, la primera mujer en presidir el Consejo Federal de Turismo en Argentina; Alejandra Venerando, quien también fue la primera figura femenina al frente del Ministerio de Salud, nada menos que con la pandemia de coronavirus entre sus desafíos; y Mónica Ruiz, recientemente designada al frente de la estación local del INTA, también sentando un precedente.


Las cinco referentes de la vida institucional en San Juan analizan qué implica ser mujer y administrar poder. También revelan cómo vuelven compatible esa responsabilidad con los ritmos propios de su vida privada (Aubone siempre piensa qué harían su madre y sus abuelas, Venerando sabe que toma decisiones que a muchos les caen antipáticas, Ruiz se apoya mucho en su familia para avanzar como trabajadora y madre soltera). Y demuestran, en el relato y con el ejemplo, que la igualdad para la mujer sólo puede conseguirse con acciones firmes y sostenidas en el tiempo.