-Desde el inicio del uñaquismo, vienen entregando en promedio poco más de 2.000 casas por año. ¿Cómo se le da pelea a un déficit habitacional que hoy abarca a casi 85.000 familias.


-Ese déficit en realidad representa a los inscriptos en el IPV y que quieren participar de los sorteos. En construcción por lo general tenemos más de 4.000 viviendas por año, de las cuales se entrega entre 2.000 y 2.500 anualmente, es decir que se hace mucha política de vivienda. Lo que pasa es que hay mucha gente muy acostumbrada a que el Estado les brinde esa posibilidad, entonces muchos se inscriben y creen que de inmediato el IPV tiene la obligación de entregarles una vivienda, y simplemente se cruzan de brazos a esperar. Y eso es un error. Hay muchos casos de esos 85.000 que tienen la posibilidad de acceder a un préstamo, o de hacer su vivienda de otra manera, pero no lo hacen. Por ahí conviene encarar una estratificación, una depuración del padrón, separar por ejemplo a quienes tengan ingresos equivalentes a tres salarios mínimos o más, porque hay herramientas crediticias accesibles para ellos. Y así se reduciría el déficit habitacional y al mismo tiempo se aliviaría el sistema.


-¿Se puede llevar a la práctica una depuración de ese tipo en el padrón?


-Y, sería importantísimo hacerlo. Vamos a hacer un trabajo parecido, por el sistema de lotes con servicios que vamos a poner a disposición de la gente. Con esa operatoria van a poder acceder al mismo tiempo a un lote y a un préstamo para pagar tanto el lote como la construcción de la vivienda. Para eso vamos a hacer un análisis de quiénes son, adentro del padrón, los que podrían acceder a esa operatoria, con requisitos como los tres salarios como mínimo, el grupo familiar, que residan en San Juan, que no tengan otro beneficio, etc. Entonces vamos a hacer una estratificación del padrón. Si esa gente accede a esa posibilidad, nos liberará varios lugares en los sorteos.


-¿Hay otras maneras de reducir ese padrón?


-Sí, sabemos que hay gente inscripta pero que ya tiene su vivienda, muchos porque recibieron a lo mejor un beneficio de su municipio pero no figura en el registro formal. Entonces se presentan estas situaciones, sobre todo en zonas alejadas, donde tienen soluciones habitacionales que no figuran en ningún registro, y sus beneficiarios siguen inscriptos en el padrón del IPV. Por eso el dato de las 85.000 familias no es fijo y hay que tener en cuenta muchas situaciones para entenderlo. Sumado por supuesto a los casos de gente que podría encarar por sus propios medios la construcción de su vivienda, pero no lo hace porque espera que el Estado se haga cargo.


-El reempadronamiento que se hizo hace cuatro años, ¿ya terminó o sigue abierto?


-Está abierto de forma permanente, lo que pasa es que en 2018 se decidió actualizar toda la documentación de la gente inscripta porque hay mucha movilidad social. También muchos cambios que hacen variar la situación de cada familia. Desde entonces, se hace permanentemente una actualización, sobre todo cuando va a haber un sorteo. Por eso además llevamos las oficinas móviles del IPV a las zonas alejadas.


-Desde que empezaron a mandar al VERAZ a los morosos del IPV en enero pasado, ¿creció el recupero en las cuotas?


-Históricamente traíamos una morosidad del 50%, a veces un poco mayor, sobre todo durante la peor época de la pandemia. Pero ahora con el tema de las intimaciones logramos aumentar el recupero, que llegó incluso hasta el 70% durante el primer semestre de este año. Logramos que la gente intimada se acercara a regularizar sus pagos e incluso hubo un efecto rebote, por el que gente que no estaba intimada pero sí tenía deudas, también se acercó para arreglar su situación antes de que le llegara una intimación.


-¿Va a haber cambios en el monto de las cuotas?


-Los arreglos salariales van a ver reflejado su impacto seguro en la cuota de enero del IPV. Lo complicado es que la suba salarial se ha visto afectada por la inflación que estamos teniendo. Pero el tema también es que mucha gente se olvida de pagar en cuanto recibe la casa. Hace muy poquito vino gente del barrio Gobernador Doncel a reclamar que le bajemos la cuota, planteando que esos 8.000 pesos por mes que pagan por su vivienda es carísimo. Nos plantean incluso que quieren pagar una cuota fija de 5.000 pesos. Son cosas imposibles en esta situación del país.

"Históricamente traíamos una morosidad del 50% en las cuotas, pero con las intimaciones logramos aumentar el recupero hasta el 70% el primer semestre de este año " .

-La escalada del dólar y el alza descomunal de precios en la construcción, ¿están impactando en los planes del IPV? 


-Muchos materiales e insumos de construcción tienen sus costos dolarizados, pero ese alza no terminada reflejada por completo en el valor de la UVI, que es la unidad de vivienda que tenemos para actualizar los costos. Por otro lado, las cuotas que paga la gente se actualizan de acuerdo a la variación salarial, no de la inflación. De todos modos, por ahora la crisis no nos ha hecho recortar ni replanificar nada en nuestro programa de obras, seguimos con todo tal cual estaba previsto. Hubo un retraso en los pagos de certificados de obra de junio, pero sólo por cuestiones administrativas nacionales, no porque no haya fondos.


 -Santa Lucía, Angaco y Zonda son los únicos departamentos donde no están construyendo casas en este momento, ¿está previsto construir allí más adelante?


-Por supuesto, en los tres departamentos tenemos barrios en proyecto. Ya estamos mandando a Nación los planes. En Santa Lucía, por ejemplo, está el proyecto Puente Rufino, que está muy próximo a iniciarse. En Angaco ya nos transpasaron terrenos que eran del municipio, para empezar con una obra. En todos los casos, se empezaría a construir este año.


-Los últimos adjudicatarios, ¿se adaptan al nuevo perfil de vivienda amigable con el ambiente que está entregando el IPV?


-Por lo general cuesta mucho cuando hay cambios, sobre todo cuando involucran nuevas tecnologías. Hubo problemas de adaptación por ejemplo con los primeros calefones solares, que eran de fabricación genérica. Pero hay un aprendizaje de la gente hacia la incorporación de estos conceptos. Así estamos avanzando y gracias a eso tenemos un nuevo nicho posible de fuentes de trabajo en la fabricación y mantenimiento de calefones solares en San Juan, ya que todas las viviendas que seguiremos entregando tendrán calefón solar.


-¿Los sanjuaninos se están animando a tomar las líneas de crédito que ofrece el instituto, aun en este contexto económico complicado?


-Sí, totalmente. Tenemos otorgados cerca de 350 créditos por año, y ese índice no decae. Y ahora que estamos con el proyecto de los lotes con servicios, cuya obra de 950 lotes ya está iniciando en Rawson, estamos seguros de que será una operatoria con muy buena demanda por parte de la gente.