Postal inspiradora. Mientras los protagonistas daban sus abrazos (foto), muchos transeúntes en la plaza no sólo se acercaban a recibir un abrazo, sino que varios además se dedicaban a sacar fotos o a grabar esta propuesta fuera de serie.


El panorama en la plaza 25 de Mayo era el mismo de todos los días, con estudiantes que comenzaban a congregarse para pasar el rato y gente apurada por llegar a sus casas luego de una jornada de trabajo. Pero todo cambió cuando llegaron ellos con una propuesta que provocó sorpresa, recelo y revolución. Fueron tres jóvenes de una iglesia cristiana que ofrecieron "abrazos gratis" sin distinción alguna de destinatario y con el fin de transmitir el amor de Dios y aliviar en parte las penas ajenas.

Con los ojos vendados y los brazos abiertos, permanecieron de pie e inmóviles esperando que alguien aceptara la propuesta. No invitaban a nadie a hacerlo, ya que frente a ellos colocaron un cartel de cartón que decía de un lado "Abrazos gratis" y del otro "Yo confío en vos, ¿me abrazás?". Pero en un principio a la gente le costó creer en los fines de esta iniciativa. "¿Hay que pagar algo?", preguntó un hombre que se detuvo frente a los chicos. Mientras que una mujer consultó si "esta es una manifestación de los provida". Su duda surgió porque una de las chicas abrazadoras tenía tapados sus ojos con un pañuelo celeste. "No hacemos protestas ni manifestaciones. Sólo queremos compartir un abrazo con quien lo necesita. Es una linda forma de transmitir que todos somos hermanos e hijos del mismo padre que desborda amor por todos nosotros. También es hacerles un mimo a las personas que lo necesitan. Es algo que nos reconforta a todos", dijo Nicole Calvo.

La joven explicó que se tapan los ojos porque no necesitan ver a nadie para ofrecerles esta demostración de afecto que llevan a la práctica sin ningún tipo de distinción.

De a poco la gente se fue animando a recibir un abrazo. Mujeres, hombres, adultos mayores, adolescentes y hasta niños se acercaron a recibir un abrazo. Algunos duraron más de un minuto. "Algunas personas no sólo se acercan para que las abracemos, sino que también aprovechan el momento para desahogarse. La señora que acabo de abrazar me dijo que tuvo un mal día y que mi abrazo hizo que se olvidara de todo por un ratito. Eso es lo que también nos hace bien y nos alienta a seguir con esto", dijo Agustín Calvo.



Espacios abiertos

Agustín Calvo, miembro del grupo cristiano, dijo que al menos una vez a la semana salen a repartir abrazos a la gente. Agregó que generalmente se instalan en las plazas y en otros espacios de mucha concurrencia de gente para poder llegar a más personas con esta propuesta.