Hoy está en la línea de fuego y si Salud siempre fue importante, la pandemia colocó a su cartera en la categoría de imprescindible. Alejandra Venerando, la actual ministra de Salud de la provincia, es una de las mujeres a quien le tocó estar en un área de decisiones definitorias. "Cuando empezó la pandemia tuve que tomar decisiones que fueron muy resistidas, pero que consideré necesarias, con la convicción de que estaba haciendo lo correcto. Y debo decir que la cuestión de género no significó un condicionamiento en este sentido", explicó. 


De hecho y según comentó, ser ministra ha sido un aprendizaje constante y también un honor el ocupar un lugar que históricamente fue ocupado por varones, por la confianza que se depositó en ella. "No es una tarea fácil y resulta fundamental poder trabajar en equipo, sin nunca olvidarnos que debemos estar al servicio de la gente, en lo personal además teniendo siempre presente mi vocación verdadera con la mira puesta en el acompañamiento de quien esté padeciendo alguna enfermedad", señaló.


La formación específica de Venerando es la medicina familiar, por lo cual su mirada al momento de la gestión tiene mucho que ver con lo femenino, incluso en la conformación de sus equipos de trabajo. "El 70% del personal de salud en la provincia es femenino. En las direcciones del Ministerio y en las áreas de toma de decisión de los hospitales, se les ha brindado la posibilidad de mostrar sus capacidades y compromiso", destacó la funcionaria.


En esta línea y también en sinergia con el valioso aporte de los profesionales varones, se han planteado políticas en la lucha contra el cáncer de mama y el cuello de útero, la colaboración en conjunto con la Justicia en el Centro de Abordaje y Contención a las Víctimas de Violencia Intrafamiliar y de Género (Cavig), salud sexual y reproductiva, interrupción voluntaria del embarazo con todas las garantías que debe ofrecer el Estado, parto humanizado, entre otros temas esenciales y, en muchos casos, polémicos. 


"En esto para mí ha sido muy trascendente el programa Mis primeros 1000 días, el poder concretarlo y como aporte como mujer y madre en un programa que avanza en la disminución de indicadores como la mortalidad infantil", culminó.

"Soy feminista desde el lugar de defender los derechos de la mujer sin menoscabar al otro, creo que no hace falta ir a extremos para demostrar el lugar que ocupamos en la vida".

"Deseo para las mujeres en su día que mantengamos la sensibilidad que nos caracteriza y que no por eso dejemos de avanzar firmes en ocupar los lugares que merecemos".

"En nuestros equipos de trabajo buscamos la complementariedad. Ganar nuestro lugar de mujer no se trata de una competencia, sino también del respeto hacia el otro".