En acción. El trabajo de los desarrolladores es en equipo. Escuchan las conferencias explicativas, hacen consultas a los mentores y se ponen a discutir la forma de crear cada solución. La competencia al mismo tiempo recibe propuestas en línea de otros usuarios, a través de la red social Slack.


Son como un capítulo de la serie The Bing Bag Theory sin subtítulos. Se mueven desgarbados entre silla y silla, con sus remeras estampadas, sus barbas de días, sus gorritas con visera invertida y sus mochilas adheridas al cuerpo, como si fuera otra parte de él.

En su mayoría son de veintipico, hay apenas algunos treinti, como para que no parezca tan teen la cosa. Eso sí, o estudian en la universidad o son profesionales recibidos hace poco. Sobre todo, manejan los lenguajes digitales mejor que la lengua materna, no les pesa animarse al emprendedurismo y se quieren comer el mundo.

A este grupo de jóvenes 2.0, reunidos por una competencia de ideas tecnológicas en Buenos Aires, la empresa Barrick les está poniendo todas las fichas para cambiarle buena parte del futuro a la mina Veladero. Son los jóvenes del hackaton, un certamen de tres días seguidos que plantea desafíos de la mina.

Conviven en la Digital House del barrio de Belgrano mientras prueban idea tras idea. Se rayan el día ahí adentro, comen y van al baño ahí mismo, tienen a mano todo lo que necesitan y no paran un segundo. Es como un Gran Hermano nerd. A ellos no les molesta el término, dicen estar acostumbrados. Están desde antes de ayer metidos de cabeza en la competencia. Esta noche sabrán quiénes ganaron, quiénes se llevan los premios en plata y quiénes tendrán su idea patentada y en condiciones de vendérsela a cualquier minera del mundo. DIARIO DE CUYO está presente y muestra desde adentro la intimidad del evento.

El hackaton, método súper usado en Chile, Norteamérica y buena parte de Europa, también es muy joven en Argentina. Es la primera que organiza en el país y en toda Latinoamérica la empresa australiana Unearthed Solutions, que este año tiene en simultáneo once de estas pruebas de talentos en todo el planeta. Barrick planteó cuatro ejes en los que necesita mejorar: la visualización del oro en 3D para predecir el rendimiento del valle de lixiviación, predecir el nivel de solución rica en dicho valle, el mantenimiento predictivo de los camiones gigantes que cargan rocas y la participación de los jachalleros e iglesianos en las novedades de Veladero, mediante una plataforma virtual. 

La mayoría de ellos no tiene idea de minería, pero son capaces de crear una app con la misma facilidad con que se lavan los dientes. Dame el problema, dicen, y te armo una aplicación para solucionarlo. Son duchos en esto de ser creativos y autodidactas. 

De los 110 jóvenes encerrados y creando en este edificio, 30 son sanjuaninos. Los eligieron mediante un casting que implicaba resolver problemas online. A ellos, a diferencia de los participantes de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Río Negro y Salta, los becó el Gobierno de San Juan para que pudieran competir sin tener que pagarse pasajes ni estadía.

‘Es impresionante el nivel de los chicos sanjuaninos, realmente muy bueno‘, dice Diego Berazategui. Tiene autoridad para decirlo. No sólo es el organizador del hackaton, sino que además es el gurú de todos los participantes, el tipo al que todos consultan y al que todos quieren entrevistar.

En mangas de camisa y con una sonrisa permanente, va de mesa en mesa, de grupo en grupo, enseñando a canalizar ideas. ‘Queremos que vean el mundo como una oportunidad porque están en una provincia minera y la minería es una industria global, entonces cualquier cosa que desarrollen para la minería, la pueden vender al mundo‘, dice, didáctico, el rockstar del evento.

Los chicos ya armaron los grupos y están a full. Eligen cuál problema solucionar y se ponen a diseñar prototipos. Por las salas del edificio atraviesa corriendo de vez en cuando un especialista digital con cara de adolescente porque olvidó un pendrive en el salón contiguo.

En el bar ya arrasaron con los sanguchitos de miga, la Coca y las cervezas personales. Se toman muy en serio este trabajo, quieren ganar. Tienen sólo 5 minutos para exponer cada idea y en ese breve lapso el jurado debe evaluar si las soluciones propuestas tienen creatividad, impacto, simpleza y viabilidad.

Hacia atrás, hay dos meses de preparativos de Barrick, con apoyo de los gobiernos de San Juan y de la Nación, para apostar al hackaton por primera vez en Veladero. Para adelante, está la expectativa plena de estos jóvenes que quieren dar vuelta una página en la historia minera y ser los desarrolladores del futuro. Esta noche, agotados y con un excelente trabajo terminado, sabrán su destino.