La ventana del frente de la casa está tapada con una madera que recogieron de la calle. Sin embargo, la abertura de la pared es más grande que esa madera, por lo que el aire que entra por ahí, y la falta de calefacción hacen que, en el interior de la casa, el frío se sienta hasta en los huesos. Así, entre un montón de necesidades vive Norma Nievas, la mujer que fue obligada por el juez de Paz de 9 de Julio, Juan Carlos Noguera, a que envíe sus hijos a la escuela y les haga controles médicos. "Los chicos no están porque los mandé a la escuela. Ellos van siempre’, dijo al empezar la charla, contradiciendo lo que informaron las maestras del establecimiento educativo, los vecinos de la zona y hasta el juez (ver aparte). Norma vive en una casa de material (ladrillo y techo de madera), pero que no está terminada. Esa vivienda es de sus padres. No cobra Asignación Universal por hijo, ni Pensión por Discapacidad (uno de los 4 chicos que tiene es discapacitado), y comentó que toda la familia vive gracias a la jubilación mínima que cobra su papá. Es por esto que las necesidades son moneda corriente en esta familia. De hecho, Norma y sus 3 hijos más chicos duermen en el comedor de la casa, porque no tienen otro lugar. "Imagine, con la casa así no podemos recibir visitas", dijo ella y señaló el colchón de dos plazas en el que duerme con su nena de 2 años y el menor de los varones que tiene 7 años. Ese colchón, está en el suelo y junto a la ventana por la que se cuela el frío. Junto a esa cama improvisada hay otra de madera, en la que duerme el niño que tiene 9 años. "El más grande (que es el que tiene discapacidad), duerme con mi mamá y mi papá. Es el regalón de ellos", agregó. 

 

Habitación improvisada. Duermen en el comedor de la casa, junto a la ventana que tiene el hueco por donde entra el aire. Esa ventana está tapada con una madera. Norma y dos de sus hijos duermen en un colchón, en el suelo.

En cuanto a la inasistencia de sus hijos a la escuela, Norma dijo que el año pasado le costó mucho enviarlos, porque uno de los niños nunca quería ir. "Pero este año van con todo. Les va bien. Acá tengo un cuaderno que terminó uno de ellos, mire que prolijo que es", dijo la mujer que tiene 26 años, mientras que su papá comentó que los chicos van seguido a la escuela y que él fue a hablar con el juez, pero que no lo encontró. "En cuanto al niño con discapacidad no podemos mandarlo a la escuela, porque no tenemos todos los estudios médicos. Por eso tampoco cobramos la pensión, pero esto se dio porque en el hospital no hay un neurólogo", agregó el hombre y dijo que ya empezaron a tramitar la asignación para que su hija tenga algún ingreso para ayudar a los niños. A pesar de esa versión, algunos vecinos comentaron que la familia no cuida correctamente la higiene y vestimenta de los chicos. "Es un lío llevarlos a los controles. Uno va y le dan turno para otro día, antes te atendían de inmediato, pero igual los llevo al médico", agregó Norma. 

Este caso se dio a conocer por fuentes judiciales ayer. El fallo del juez fue inédito en la provincia. Esta medida judicial se dictó porque en ocasiones anteriores hubo intervenciones del Ministerio de Desarrollo Humano y la Municipalidad de 9 de Julio y la mujer no escolarizó a los chicos. Según un informe de la escuela, en el ciclo lectivo 2016 uno de los hijos de Norma sólo fue 10 días a la escuela, mientras que sus hermanitos sólo presentaban 2 o 3 controles médicos desde que nacieron.