Ni por asomo, el tradicional día de camping del 1 de enero de cientos de familias sanjuaninas se asemejó a otros inicios de año. El balnerio El Pinar y el camping de Rivadavia, sedes convocantes si las hay para estas fechas, hasta 2020 eran de hormigueo incesante de miles de personas moviéndose entre humos de asados y chapuzones en las piletas; sin embargo los dos complejos ayer estuvieron al 40% de su capacidad, con reducidos grupos de chicos en las piletas y las particulares burbujas de seguridad con mesa y parrillero sólo para 8 personas. De todos modos, pese al temor y el cuidado ante una pandemia que no da tregua, hubo ganas de celebrar la llegada del nuevo año con familias que se animaron al baile, al asado, a la música y a refrescarse en el agua, siempre bajo protocolo por Covid.

Delimitado. La familia Urrutia llegó con 11 integrantes, por lo tanto necesitaron dos burbujas. Ellas por un lado y los demás en un parrillero, más alejado. 

Tras nueve meses cerrados, ayer reabrieron los campings de Rivadavia y El Pinar, que pasadas las 13 ya no tenían capacidad para seguir recibiendo visitantes.

Y es que en El Pinar sólo estaba permitido el acceso a 272 personas distribuidas en 34 burbujas, que se conformaban con una mesa, asientos y un parrillero para 8 personas como máximo. Esas cápsulas estaban delimitadas por cintas y asadores y mesas de por medio, para asegurar distanciamiento social. En el camping de Rivadavia, en tanto, había 36 burbujas y un máximo de 288 visitantes. "Quien alguna vez ha venido a celebrar Año Nuevo acá sabe que por momentos no se podía caminar de tanta gente; hoy la situación es diferente y tenemos que respetar el protocolo establecido", indicó Juan Castañares, director de Turismo y Cultura de Rivadavia.

Con los niños. Macarena, Ana y Micaela son amigas y recibieron el 2021 en la pileta y junto a sus hijos.

Aida Luz, con su familia de Chimbas, ha disfrutado cada 1 de enero en el camping de Rivadavia desde que recuerda. "Es una tradición en mi familia y en tantos años nunca imaginé que podía pasar algo así, de estar tan separados unos de otros. Igual, me gusta esto de estar en burbuja porque uno se siente más cuidado y de paso cuida a otras familias", dijo.

Más allá, los Guidet, vecinos de Villa del Carril, eran de los más alegres. No los amedrentó su acotado espacio y bailaron. Cumbia de parlante puesto en la tierra y diversión con los niños, desearon lo mejor para el 2021. Y quizás esa fue la postal del día, la de un baile en burbuja sanitaria y la esperanza de poder vencer a la peste en el año que se asoma.
 

  • Menos por el protocolo

Los Herrera y los Romero esta vez no pudieron pasar junto el 1 de enero. "Falta mi hermano, que tiene familia numerosa y superábamos la capacidad de la burbuja. Tuvimos que venir nosotros 4. Quizás debamos acostumbrarnos a todo esto", reflexionó Gustavo Herrera.

  • Se va la segunda

Los Astudillo, Sosa y Silva celebraron con camping y pileta y a la sobremesa la matizaron con una entretenida guitarreada. Las familias son de Rawson y ayer eligieron el complejo de Rivadavia para disfrutar de un día diferente y sacarse de encima un estresante 2020.

  • Sin poder socializar

Son amigos, vecinos y hasta algunos ya son familia. Un grupo de chicos del barrio Los Pinos, Chimbas, pasó el Año Nuevo en El Pinar y si bien respetaron su burbuja dijeron que lo que más extrañaron fue no poder ir de una mesa a otra, conociendo personas y nuevos amigos.

El primer chapuzón. En la pileta del camping de Rivadavia daban número al ingresar, para llevar prolijamente la cuenta y no pasarse del 40% de capacidad. Los bañistas, felices por la llegada del 2021. 



Sin acampe

Los campings abrieron pero curiosamente sin que los visitantes puedan acampar. Paradojas en tiempos de pandemia, que obliga a extremar las medidas de seguridad. Ayer los complejos abrieron a las 10 y pasadas las 20 anunciaron el cierre.


Respeto a las normas

Tanto los responsables de seguridad como los guardavidas coincidieron en que los visitantes mostraron respeto por las normas establecidas en los protocolos y las advertencias para indicarles que algo no estaba permitido, especialmente en la pileta.

Mucho espacio. Nunca para un 1 de enero hubo tan poca gente en la enorme pileta de El Pinar, dijeron.


¿Y los barbijos?

En las burbujas distribuidas a lo largo de ambos complejos, sus ocupantes no están obligados a usar tapaboca. El uso obligatorio se da en puntos de confluencia, como los baños o las proveedurías. Los guardavidas también los utilizan, junto a las piletas.

Control. En los complejos hay controles al ingreso y recorridos de seguridad para evitar rupturas de protocolo. 


Tarde, sin lugar

Pasadas las 13,30 el Balneario El Pinar cerró sus puertas al llegar a su máxima capacidad. Hubo personas que manifestaron su descontento, pero entendieron que fue por protocolo. Por eso más que nunca fue importante llegar temprano para ganar un lugar.