Violencia y polémica


Conflictos, protestas, dudas de la comunidad y hasta violencia forman parte de lo peor que dejó la pandemia durante el 2020. El primer caso positivo en San Juan fue el principio de muchos otros eventos que marcaron el lado más oscuro de la crisis sanitaria en la provincia, que tuvo momentos de mucho calor social. Una médica sanjuanina que había viajado a España a capacitarse y que llegó a la provincia con Covid-19 fue el blanco de un hecho de mucha violencia. Durante la noche que se dio a conocer su caso, debió permanecer encerrada y con custodia policial porque le apedrearon la casa. Pero ese acontecimiento no es lo único que recibió una luz roja. Los polémicos tercer y cuarto caso (el camionero y su hermana médica, que se contagió presuntamente por violar los protocolos, pero luego la Justicia determinó que no había nada en su contra) también quedaron marcados con este color. Es que este contagio hasta llevó a que demoraran en la Policía a dos reconocidos médicos locales. Este caso incluyó hasta un escrache en la casa del gobernador Sergio Uñac. Las protestas de médicos pidiendo seguridad sanitaria y mejores sueldos, los dueños de los comercios manifestándose y enfrentando a la Policía para que los dejen abrir y los banderazos callejeros y caravanas de prestadores turísticos, dueños de jardines maternales y hasta de los empleados de comercio que pedían trabajar de corrido, también forman parte de esta luz del semáforo.


Los más postergados

Los niños y la gran cantidad de cosas que perdieron este año forman parte, sin dudas, del amarillo del semáforo. De hecho, los chicos fueron los primeros en quedarse sin actividades. Es que el 15 de marzo (5 días antes del aislamiento del país) el Ministerio de Salud de San Juan decidió suspender las actividades escolares, para cuidar a los menores. Si bien algunos alumnos volvieron a las aulas, el 10 de agosto, hubo una gran mayoría que no lo hizo. Y con eso los chicos no sólo perdieron de aprender nuevos contenidos, sino que hasta perdieron la posibilidad de vincularse con sus pares. De hecho, durante el año muchos especialistas locales (psicopedagogos, psicólogos, maestros y pediatras) pidieron que los chicos regresaran a las aulas. Es que si bien habían visto que se había fortalecido el vínculo con sus familias, dijeron que estaban haciendo retrocesos como no dormir y orinarse en la cama, incluso se había incrementado el índice de sobrepeso y obesidad. Es que los chicos de repente fueron los grandes postergados. No podían ingresar a los supermercados ni a los locales céntricos, no podían jugar en las plazas con los juegos infantiles y no tenían clases de deporte, idiomas u otras actividades extraescolares. Esto los obligó a permanecer más tiempo aislados que los adultos. Fue así hasta que algunas actividades recreativas, deportivas y culturales se fueron habilitando. Incluso, se espera que ahora puedan volver a las colonias de verano, pero no como en años anteriores. 

Solidaridad sanjuanina


Si bien la solidaridad siempre ocupa un lugar importante dentro de la comunidad sanjuanina, este año se potenció en el contexto de la pandemia de coronavirus. Desde el primer día, hubo muestras de solidaridad y miles de sanjuaninos, desde su lugar, pusieron su granito de arena para poder ayudar o brindar un poco de tranquilidad a las personas que lo necesitaban. Algunos profesionales sanjuaninos utilizaron las redes para poner a disposición todos sus servicios y hasta de forma gratuita. Desde psicólogos, pasando por docentes, nutricionistas y hasta personas dispuestas a salir a hacerles las compras a quienes integran los grupos de riesgo tendieron sus manos. Hubo quienes dictaron clases de gimnasia, quienes enseñaron a usar las plataformas de videollamadas (que fueron furor durante la pandemia) y hasta sacerdotes que sólo decidieron escuchar a los fieles que no tenían otra persona para charlar, para que no se sintieran desamparados. Se compartieron recetas de cocina, consejos para enseñarles a los chicos a hacer los deberes y hasta tips para explicar cómo hacer una huerta. Pero eso no fue todo, hubo muchos que abrieron comedores y merenderos en lugares en los que antes no había o tuvieron que trabajar más que años anteriores. Es que la crisis económica llevó a que más personas necesitaran este tipo de ayuda. De hecho, desde estas instituciones dijeron que desde mitad de año duplicaron, en promedio, la cantidad de viandas que repartieron.