En el aula. Durante unas horas a la semana, un aula de la escuela Castelli se transforma en un taller donde todos tienen una tarea distinta. Cada elemento tiene un diseño personalizado.

Los chicos de la escuela Castelli, que está en La Bebida van por más. A los elementos ortopédicos que fabricaron el año pasado con los bancos y mesas que estaban rotos, ahora se suman cartucheras, pelotas y hasta mochilas que fabrican con cámaras de autos, bicicletas y motos. El fin también es solidario ya que regalarán lo que están produciendo a niños de otras escuelas de la zona.

Son movedizos y siempre tienen ideas nuevas. Así, los alumnos de sexto grado de la escuela que está en Rivadavia, buscan aprender distintas técnicas manuales, pero a la vez quieren que lo que producen sirva para ayudar a otros. Cuando comenzó el año, la docente Claudia Rementería, propuso el proyecto y el curso entero se prendió. Fuera de hora de clases recorren gomerías de la zona y hasta acuden a familiares para conseguir las cámaras que van adentro de las ruedas de auto, de bicicletas y de motos. Una vez que obtienen el material, lo llevan a la escuela para poder manipularlo. Es por eso que, cada miércoles, durante un par de horas, cambian los libros por las herramientas y el aula se llena de ruedas.

El resultado de tanto esfuerzo es la confección de cartucheras personalizadas, que son cocidas a mano y que tienen distintas ilustraciones y motivos. También empezaron a probar con la confección de cinturones y ahora están haciendo una pelota de fútbol.

Pero, tal como sucedió con el proyecto del año pasado al que bautizaron "Nada se pierde", la idea no es quedarse con los objetos o exponerlos en las ferias escolares. El fin de esta actividad es ayudar a otros alumnos. Es por eso que están terminando de fabricar el stock suficiente de cartucheras para repartirlas en escuelas carenciadas de la zona. "No todos los papás tienen para comprar una cartuchera. Muchos chicos llevan los lápices en bolsas o sueltos en la mochila. Por eso a estos alumnos se les ocurrió que las cartucheras fabricadas fueran a parar a aquellos niños que no pueden comprarse una", dijo la docente.

El año pasado, los alumnos que estaban en quinto grado, recolectaron el mobiliario viejo y roto de la escuela y construyeron elementos ortopédicos como bastones, andadores ortopédicos con y sin ruedas, y hasta trípodes. Luego, estos artefactos fueron entregados a personas que los necesitaban y que no podían comprar los aparatos nuevos. Hasta llevaron bastones al Hogar de Ancianos.


 

Escuela distinguida


El año pasado, la tarea que realizaron los alumnos de la escuela Castelli recogió muchos frutos, sobre todo distinciones a nivel provincial y también nacional.

Los alumnos que fabricaron elementos ortopédicos con bancos rotos y luego fueron donados a personas carenciadas, ganaron la Feria de Ciencias en instancia provincial. Luego de esto, el Rotary Club San Juan les dio el premio "Servir es mi ocupación 2017".

Tras recibir las distinciones en la provincia, los alumnos viajaron para mostrar su proyecto en Tecnópolis, por ser uno de los trabajos locales más innovadores presentado durante la Feria de Ciencias.

Cuando volvieron a la provincia tras haber obtenido una mención a nivel nacional, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Juan les otorgó otro reconocimiento.

El proyecto del año pasado también fue dirigido por la docente Claudia Rementería.