Desde marzo, el ambiente en la Residencia de Adultos Eva Duarte ya no es el mismo. Al silencio que comenzó a reinar por la falta de visitas se sumó el desánimo de algunos de los abuelos a los que el aislamiento por la pandemia les quitó hasta las ganas de comer. Esta situación preocupa a las autoridades del lugar que a lo largo de los últimos casi 8 meses implementaron diferentes estrategias para levantarles el ánimo y evitar que se enfermen. Ahora pusieron en marcha jornadas de juegos para entretenerlos y mantenerlos activos.

Desde que comenzó la pandemia, los residentes del ex Hogar de Ancianos permanecen aislados, sin poder salir ni recibir visitas, ya que forma parte del grupo de riesgo. Incluso su movilidad dentro del edificio se vio limitada para minimizar los riesgos de contagio. Ya no almuerzan todos juntos en el comedor principal, sino que lo hacen en grupos y en los comedores que se improvisaron en diferentes sectores para respetar el distanciamiento. Incluso los espacios de recreación y esparcimiento lo usan por turno por la misma razón. Todo esto afectó bastante a algunos que hasta perdieron el apetito. "Antes de que comenzara la cuarentena los abuelos recibían las visitas de familiares, de personas pertenecientes a diferentes instituciones o grupos y se entretenían viendo jugar a los niños que venían a la guardería que funciona en la residencia y que debió cerrar por la pandemia. También participaban de los paseos que organizábamos para ellos. Pero se quedaron sin todo esto por el Covid-19 y algunos resultaron más afectados que otros", dijo Sonia Recabarren, directora de la Residencia.

Agregó que en estos últimos meses aumentó la demanda de atención psicológica por parte de los residentes que buscan al menos que alguien dedique algunos minutos para escucharlos. Pero, el trastorno que más preocupa a las autoridades es la pérdida del apetito. "Hay abuelos que se niegan a comer por rebeldía o por tristeza y es nos preocupa porque la falta de alimentación los puede descompensar fácilmente. Por eso con la nutricionista trabajamos en algunas medidas como darles colaciones más potentes y nutritivas para que no les afecte tanto el no almorzar. También implementamos otras alternativas para subirles el ánimo", dijo Recabarren.

Una de estas propuestas fue la puesta en marcha de las jornadas de juegos con las que no sólo se buscar entretenerlos, sino también estimularlos y mantenerlos activos física y mentalmente. "Todos los días hacemos que los abuelos participen de diferentes actividades lúdicas dirigidas por los animadores culturales, del Centro Cultural de la Residencia, y por la psicóloga. Los juegos también se realizan en diferentes sectores y por grupo para mantener el distanciamiento y hasta ahora está dando buenos resultados. Algunos de los abuelos que perdieron el apetito comenzaron a tomar colaciones o a almorzar de a poco. Y esto para nosotros es un gran avance y también un alivio", sostuvo la directora de la Residencia.

La jornada lúdica incluye juegos de mesa o con pelotas y hasta compartir adivinanzas, cuentos y anécdotas para estimular la parte cognitiva.