Dos años pasaron ya desde que Roberto Pereyra dejó el fútbol. Era defensor central del Atlético San Miguel Bochín Club, de Albardón, y una lesión en su columna lo alejó de la pelota. Actual albañil buscavidas, tuvo una revancha pero desde otro lugar y de la mano del merendero La Amistad, en Campo Afuera, que el sábado pasado cumplió su primer año de vida.

El lugar atiende actualmente a cerca de 350 personas entre niños y sus familias, cifra que creció a partir de la pandemia, porque inicialmente el lugar surgió para los niños, pero a partir de las restricciones y el aislamiento obligatorio la finalidad cambió.

"Empezamos con un almuerzo los domingos y luego lo cambiamos al sábado a las 20,30 por un tema de horarios. Con el Covid los niños no podían asistir a buscar su ración y empezaron a venir sus padres, luego llegaron abuelos y finalmente toda la familia", contó Alberto.

La idea del merendero surgió entre cinco amigos un año atrás el 31 de diciembre. En esos momentos de brindis y de balances fue como entre Roberto Pereyra, el "Gordo" Flores, Miguel Gómez, Flavio Pinto e Isabel Montaño dieron forma a una idea que estuvo centrada en ayudar a los niños. Así surgió "La Amistad", nunca un mejor nombre para una iniciativa que se lleva adelante entre estos amigos y toda aquella persona que les quiera ayudar.

El lugar funciona frente al Polideportivo de Albardón, donde cocinan la comida cuyas alternativas varían entre fideos con tuco, polenta, arroz y estofado, lentejas y locro en invierno, entre otros. "Nos organizamos durante la semana, un amigo nos dona 7 kilos de carne cada vez para cocinar, pero el resto lo vamos consiguiendo nosotros, vecinos y gente que se acerca", explicó. Luego la comida se traslada en tachos a la casa de una vecina del Barrio Kirchner y allí se reparten las raciones. Se eligió ese lugar porque es donde advirtieron que había más necesidades y también, más niños. De los 350 para los que cocinan, 225 son niños de diferentes edades. De 36 años, soltero, Roberto no tiene hijos, pero los niños del merendero le sacan una sonrisa. "Supe lo que es acostarse a dormir con hambre y actualmente vivo al día, pero si hoy puedo ayudar lo hago", cerró.