Experiencia única. Luciana viajó dos veces a Dubái y está invitada para una tercera ocasión, por sus conocimientos sobre el endurance. Además de los deportivo, la sanjuanina vivió en una cultura diferente.

A sus 17 años, Luciana Simoncelli ya vivió varias experiencias extraordinarias gracias a su amor incondicional por el endurance, el deporte ecuestre en el que se pone a prueba la resistencia física y psicológica del caballo y su jinete para recorrer grandes distancias en un día.

Hubo una que puso a prueba esa relación. Fue por una caída en 2015 en Chile, que provocó una conmoción cerebral y el impedimento de cumplir su viaje a Disney, como regalo de sus 15 años.

Pero no haber abandonado la actividad luego que se recuperó, le valió a la sanjuanina la invitación para ir un mes a un establo de Dubái, durante un mes el año pasado. Y dejó tan buena imagen que ya viajó en una segunda ocasión, esta vez por tres meses y luego que concluya sus estudios secundarios este año, decidirá si acepta ir a una tercera invitación, relegando un poco el comienzo de su vida universitaria.



Luciana reconoció que le costó resignarse saber que no podría realizar el viaje a la tierra de Mickey Mouse y que eso influyó para tener más ganas de ir a Dubái, cuando una profesora de endurance la contactó para extenderle la invitación que hacían para dos amazonas a un establo de Dubái. "Dije inmediatamente que sí. Susana Lima no sólo pensó en mi sino que también fue fundamental para que mi papá aprobara el viaje", relató la amazona, que descubrió otro mundo en esos viajes.

Y si hay una anécdota de esos viajes fue la primera vez que el sheik de Dubái, Mohammed (la máxima autoridad de uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes) se dirigió a ella.

"Me dice "stop lady" (detengase señorita) y yo me asusté un poco porque capaz que había hecho involuntariamente algo mal para sus costumbres, pero simplemente era para darme un tónico antioxidante que le gusta compartir. Después, en otra ocasión, me preguntó por qué no estaba compitiendo y le expliqué que el caballo no superó uno de los controles veterinarios", contó Luciana.


En lo deportivo, el nivel de exigencia es superior a nuestro país, por lo que fue un aprendizaje continuo. "Los jinetes son robots que cumplen las órdenes del entrenador y los caballos tienen un rendimiento muy superior a lo que es en Argentina", completó.