Su foto favorita. Con la pollera amarilla que le hizo su mamá, Carla hizo explotar su Instagram. Hoy esa foto es su imagen de portada.

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Cada vez que cuenta cómo comenzó con su página de Instagram no puede evitar reírse. Es que aún se sorprende por el furor que causa. Ella es Carla Puiggros, una sanjuanina que vive en Córdoba y que tiene más de 47.000 seguidores en la red social, gracias a las fotos que sube con sus distintos looks diarios. ‘La moda, sólo es una excusa para acercarnos’, dijo al comenzar su charla y contar qué la motivó a hacer esta página en la que da consejos para verse bien, sin importar la marca o el precio de la ropa. El éxito de Carla es tal que tiene algunos diseñadores y comerciantes de ropas y accesorios que por canje le dan prendas para que ella luzca en su Instagram. Su página se llama Loquevaok. 

Carla tiene un poco menos de seguidores que algunos diseñadores argentinos como Laurencio Adot. Esto, a pesar de que no se dedica al modelaje ni al diseño. Sin embargo, su ropa, cómo la combina y los accesorios que lleva todos los días hicieron que sea una ‘influencer’ en esta red social. Es decir, que es influyente en sus seguidores y que tienen miles de personas que visitan a diario su perfil.

‘Es increíble lo que pasa con los seguidores. Hay muchos que están esperando que suba la foto del día‘.

Es sanjuanina. Tiene 39 años, nació en Santa Lucía, pero en 1996 se fue a Córdoba a estudiar odontología. Sus hermanos también estudiaban allá y por esos sus padres se mudaron a esa provincia. 

Carla contó que desde niña fue amante de la moda y que eso la llevó a subir las fotos a la red social para mostrar cómo viste. ‘Cuando era chica mi mamá me ayudaba a arreglar la ropa y a intervenirla para que quedara a la moda‘, dijo y contó que como siempre recibió ayuda de su mamá y no nació ’en cuna de oro’, no tiene problema de comprarse ropa de los mejores shopping o visitar una feria en la que ni siquiera tenga dónde probarse la ropa.

‘La idea de mi Instagram es mostrar que todos podemos ser elegantes, sin importar cuánto cueste la ropa. Yo pasé momentos en los que no tenía un mango y revolvía canastos en locales para conseguir prendas económicas’, dijo y contó que de hecho su Instagram explotó de seguidores cuando se mostró en Nueva York, en un festival de moda, con una pollera amarilla que su mamá le había cocido. ’Con esa pollera mostré que todos podemos llegar lejos.

‘No quiero hacer de esto un negocio, por eso elijo los canjes. Yo soy ortodoncista y esto es un hobby‘.

Estaba en Nueva York, entre miles de mujeres que vestían la ropa de los mejores diseñadores y yo me sentía una reina. Llevaba una pollera hecha por mi mamá, con una tela que estuvo años en mi casa porque nadie la quería’, dijo entre risas y contó que desde ahí todos los días sube una foto suya con un look distinto. 
No tiene un horario fijo para compartir la foto diaria, pero siempre lo hace antes de las 8. Es que considera que a esa hora puede ayudar a alguna mujer a vestirse para arrancar el día. La mayoría de las veces ella misma se saca las fotos, aunque hay ocasiones que pide que alguien se la tome. De hecho, cuando comenzó con esta página, las fotos las sacaba sin mostrar su rostro, pues le daba un poco de vergüenza. 

‘La mayoría de las prendas que uso son mías. Algunas me las presta mi hermana y otras son de canje’, comentó y explicó que el canje sólo lo acepta siempre y cuando la ropa sea de su estilo. ‘Yo elijo qué me pongo y de quién. No quiero que se convierta en un lugar de publicidades, porque no es el objetivo’, agregó y contó que hay seguidoras que le consultan desde sus casas qué ponerse para un evento y hay otras que hasta le mandan fotos desde los probadores de los locales para ver qué se compran.