El continuo avance de la tecnología llevó a que los libros sean cada vez menos consultados. En este contexto, y con el objetivo de que los lectores no se alejen de esta actividad, las bibliotecas populares comenzaron a ofrecer un sinfín de actividades para que grandes y chicos sigan siendo parte de estas instituciones. Así fue que, en el último año, las bibliotecas de la provincia aumentaron la cantidad de talleres que dictan. Enseñan algunos oficios, a hacer artesanías, a tocar instrumentos y hasta a escribir libros. "Se busca llegar a la comunidad con actividades que sean interesantes. Se trata de atraer a los socios de otras maneras", dijo Liliana Alanís, la directora de Bibliotecas Populares de la provincia, quien comentó que en San Juan hay 54 instituciones con esta figura. Según relevamiento realizado por este diario en 15 bibliotecas actualmente hay unos 70 talleres en funcionamiento, mientras que hace un año había unos 35.

Dar talleres para que los socios se sientan atraídos, enseñar a tocar instrumentos musicales para que después los chicos empiecen a vincularse con la cultura, y dictar clases de ajedrez y al finalizar leer libros que hablen sobre este juego son algunas de las estrategias que usan las bibliotecas populares actualmente.

El silencio absoluto de las bibliotecas muchas veces se ve interrumpido por las risas de los niños o incluso los gritos de algunas mujeres que hacen gimnasia. Es que, además de tener los tradicionales rincones de lectura, las bibliotecas populares se volvieron gimnasios, centros culturales y hasta academias de canto y baile. "Antes teníamos 2 talleres y ahora tenemos actividades casi toda la semana" y "duplicamos la oferta de talleres" fueron algunas de las frases que dijeron desde las bibliotecas y comentaron que esto les está dando resultados, pues tienen actividades y gente casi todos los días.

"En la actualidad cuesta mucho sostener una biblioteca. Los talleres que dictamos son gratuitos y otros se deben pagar, pero pedimos poco dinero y es generalmente para comprar los materiales", dijo Mariano Muñoz, de la biblioteca Juana Azurduy del departamento Chimbas, que dicta en este momento talleres de teatro, folclore, manualidades, tejido, amigurumi, porcelana y hasta música y baile. Al igual que él desde varias bibliotecas más comentaron que gracias a los talleres pueden mantener las actividades. "Hay veces que hasta les ayudamos a que consigan charlas y cursos que son bajados desde la Nación, para que no dejen de ofrecer actividades", agregó Alanís, mientras que desde las diferentes instituciones comentaron que tienen talleres abiertos a la comunidad y algunos que son exclusivos para socios. Y, que además de los talleres fijos, suelen abrir las bibliotecas hasta para cursos de capacitación.

> Talleres para incluir a los chicos

La Biblioteca Popular Alfonsina Storni (foto ), dicta talleres durante toda la semana. Desde la institución comentaron que las puertas de la biblioteca se abren para socios y para la gente de la comunidad. Está ubicada en la Villa Angélica, en Rawson. Los lunes dictan clases de apoyo escolar y tango; los martes, computación; los miércoles ajedrez y folclore; los jueves, taller de constructores de historias y apoyo escolar; los viernes percusión, guitarra y canto y los sábados, tejido y música. Desde esta biblioteca comentaron que el único curso que tienen exclusivo para socios es el de apoyo escolar y dijeron que todos son gratuitos.

> SUBSIDIO

Las bibliotecas populares cobran un subsidio de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). Este organismo depende de la Secretaría de Cultura de la Nación. El subsidio es usado generalmente para pagarle a una persona para que mantenga abierta la institución 6 horas al día. Según Alanís, cada institución recibe la suma de $7.600 mensuales. Además, las bibliotecas cobran la cuota societaria. Hay algunas que cobran $10 por socio y otras hasta $100.