Un nailon negro, sostenido por unos palos de escoba, ramas y unas botellas, es el techo y paredes del rancho en el que viven Kevin García (27), Abigaíl Cortez (20) y Santiago García (1). Esta situación se da desde hace 3 meses, cuando dejaron la casa materna de la mujer por problemas familiares. Desde entonces atraviesan esa vulnerabilidad extrema, casi a la intemperie aun en los últimos días de lluvia, pidiendo una ayuda que todavía no reciben.

"No teníamos dónde vivir. Nos enteramos que este lote estaba desocupado y nos vinimos acá, al asentamiento", dijo Kevin y contó que él hace changas y que viven con la Asignación Universal por Hijo que cobran.

A 1 kilómetro, aproximadamente, del corazón de Santa Rosa, en 25 de Mayo, esta familia tiene esa precaria habitación. Se trata de un nailon con el que hicieron una especie de pasillo, que se sostiene en la pared de la casa de un vecino.

Abigaíl comentó que están ahí porque no tienen dónde más estar. Con los ojos llenos de lágrimas, dijo que no tienen ni siquiera un baño y que hay días que los vecinos les prestan un fuentón para que puedan bañar a Santiago. Es que no tienen nada. "Cocinábamos en el fuego y ahora nos prestaron una olla eléctrica. Los vecinos nos pasan un cable con electricidad para poder usarla", dijo la mujer y señaló la olla tiznada en la que cocina.

Mientras Kevin ajustaba un foco para que encendiera, su mujer mostró cómo viven. Dentro de ese rancho improvisado tienen un colchón de una plaza en el que duermen ellos y uno de cuna, que es el de su hijo. "La semana pasada, con las lluvias, se nos mojó todo. Estuvimos durmiendo en unas frazadas", dijo el hombre.

Un banco de madera es el lugar donde apoyan la pava eléctrica y la olla que les prestaron. Ahí cocinan todos los días. En otro rincón de ese humilde lugar, una silla alta sostiene un horno eléctrico, que es de ellos y que fue definido como lo único valioso que tienen. Es que no tienen sillas, mesa, ni heladera. "Tenemos esta reposera y con una estructura metálica improvisamos una mesa. También tenemos un cajón para poder sentarnos a comer", agregó la mujer y dijo que ellos pidieron ayuda a la Municipalidad de 25 de Mayo y al Ministerio de Desarrollo Humano, pero aseguraron que no obtuvieron respuesta. "No tenemos ni para pagar un alquiler. Al mes podemos llegar a juntar unos 20.000 pesos y nos gastamos mucho en pañales y leche para el nene", concluyó Abigaíl y dijo que están desesperados porque temen llegar al invierno en esas condiciones.