En equipo. Los especialistas de la Fundación Bioandina y del Faunístico trabajaron de manera conjunta para implantarle el microchip a la cóndor, para su identificación y monitoreo.

Ya tiene 7 meses de vida y entró en la recta final para vivir en libertad. Se trata de la primera cóndor que nació en cautiverio en el Faunístico y a la que ya le implantaron un microchip y bandas alares para mantenerla identificada y monitoreada durante los dos meses que durará el minucioso operativo de rehabilitación. El mismo arrancará dentro de un par de semanas en Trelew, Chubut, mediante un trabajo intensivo y el seguimiento permanente de especialistas que trabajan para la Fundación Bioandina. La operación se pondrá en marcha por un convenio de cooperación mutua que firmó el municipio de Rivadavia con dicha fundación, junto a la Secretaría de Ambiente. 

La primera etapa del operativo ya se realizó. El viernes pasado, los especialistas de la Fundación llegaron a la provincia para firmar el convenio con el municipio. Ese mismo día le colocaron a la cóndor bandas alares en cada ala. Estas bandas contienen una especie de gran etiqueta con un número que permitirá identificarla desde lejos, con el uso de binoculares, mientras vuele o esté asentada en una distancia alejada. También le implantaron un microchip subcutáneo para poder monitorearla en pleno proceso de rehabilitación (ver aparte). Esta es la parte que requiere un trabajo minucioso de un equipo de expertos. "Hay que partir de que se trata de un ave que no sabe volar ni conseguir comida por medios propios porque nació en cautiverio. Por eso se le tiene que enseñar de cero. Para eso necesita un entrenamiento y monitoreo permanente al menos por dos meses, que es el tiempo que en forma natural les lleva a los padres enseñarles a volar y buscar comida", dijo Iván Simoncelli, director del Faunístico, que también brindó detalles sobre este proceso.

Número propio. A la cóndor le colocaron bandas alares con un número en cada ala.Le tocó el 71. Este número de gran tamaño servirá para poder identificarla de lejos mientras vuela.

Contó que un grupo de 7 personas se encargará de darle las primeras prácticas de vuelo a la cóndor, luego de llevarla a un lugar natural y en altura. También de hacerle un seguimiento personalizado durante los dos meses. "Este equipo de gente se encargará de seguir a la cóndor durante todo el día y en la noche, sin que ella se percate de su presencia, le dejarán comida cerca de donde está para que la encuentre. Así será durante dos meses, tiempo a partir del cual ya estará en condiciones de identificar las zonas donde están los nidos y donde se puede conseguir comida", explicó Simoncelli.

En unos 15 días la cóndor será traslada en avión hasta Trelew para comenzar con la rehabilitación, y con medidas especiales para que el viaje no la estrese. En este marco, no se le dará comida ni agua durante todo el día previo a viajar. Y viajará totalmente a oscuras, en un canil de gran tamaño en el que se le colocará una cama de viruta.


Logro inédito

A fines del año pasado nació por primera vez en el Faunístico un cóndor en cautiverio. Fue algo totalmente inédito, sobre todo porque el nacimiento se logró con una incubación no artificial ni asistida. A los tres meses de que naciera, los especialistas determinaron de que se trataba de una hembra, que ya había superado la etapa de vulnerabilidad y que estaba fuera de peligro.


La liberación

La cóndor del Faunístico participará del proceso de rehabilitación con otros 7 cóndores de otras provincias. Todos, según lo previsto, serán liberados a mediados de septiembre en la Costa Atlántica, en una zona donde se extinguió este tipo de aves. Luego de la liberación, los especialistas de la Fundación Bioandina monitorearán a los cóndores por un año más para conocer su estado.