Desde el inicio de su gestión, el gobernador Sergio Uñac había señalado la construcción de viviendas con fondos públicos como un vector principal de desarrollo, no sólo para cubrir la necesidad habitacional de los sanjuaninos sino además para hacer andar el fortísimo circuito de la economía que implica este rubro. Se fijó y se mantuvo así el ritmo anual de 3.000 nuevas casas construidas por el IPV. Al cierre de este año, desde la repartición revelan en exclusivo para DIARO DE CUYO la meta de subir esa media a 4.000 viviendas por año.


De los 41.400 millones de pesos que contempla el Presupuesto 2018, 11.000 millones son para infraestructura. La vivienda sigue siendo el eje central, más allá de megaobras previstas como la fase III del Hospital Rawson, los nuevos hospitales de Jáchal y 25 de Mayo y la ampliación del Marcial Quiroga, además del nuevo Penal en Ullum.


Darle un lugar preponderante a la construcción de casas en la distribución del dinero del Estado tiene múltiples argumentos. Un ejemplo: en la medición oficial de mitades de 2017, la mano de obra en la construcción local había empujado el índice de empleo a nivel regional, logrando un crecimiento interanual del 7,5%.


Otro ejemplo: a principios de este mes, la Cámara de Comercio de San Juan se mostraba sorprendida por registrar la séptima suba mensual consecutiva en el índice de ventas minoristas: la construcción era el rubro que lideraba ese crecimiento, con un 5% de alza en las ventas de materiales.


En este suplemento especial, el interventor del IPV, Juan Pablo Notario, sostiene que "la construcción no implica sólo levantar paredes, sino que establece una de las varas productivas más importantes de un país o de una región, con la que se mide el desarrollo".


La mirada macro implica que durante el año que culmina dentro de dos días, San Juan invirtió $3.840 millones en casas entregadas y $7.800 millones en casas en plena ejecución. La mirada micro queda plasmada con claridad en cada familia que salió entre risas y lágrimas de una entrega de llaves. Y la conclusión es una vuelta a las raíces: hacer una vivienda, en el contexto de la economía provincial, es mucho más que dar un techo.