Diversión asegurada. Los niños, de diferentes edades, disfrutaron de la actividad que se desarrolló en el Faunístico. Jugaron a ser paleontólogos y de paso aprendieron sobre la evolución del universo. Utilizaron varias herramientas para la expedición.

Desde que pasó el portón de ingreso al Parque Faunístico, Luana Martínez, de 3 años, trató de seguir de cerca las instrucciones de los coordinadores. Prestó atención ante cada explicación y cuando llegó el momento de convertirse en paleontóloga, se mostró muy concentrada y a la vez entretenida. Al igual que ella, otros niños disfrutaron de la actividad de Paleoturismo que se realizó ayer en el Faunístico, que fue gratuita y organizada por la Municipalidad de Rivadavia. Esta actividad se realizó en dos turnos, para evitar la aglomeración en plena pandemia.

Antes de las 10 de la mañana el ingreso del Faunístico ya estaba lleno de niños, que con gorra, botellitas de agua y la mochila, se preparaban para vivir una gran aventura. Sin entender mucho de qué se trata la paleontología, todos se dispusieron a vivir dos horas como exploradores.

Sosteniendo banderas de colores empezaron la actividad y recorrieron parte de los senderos del Faunístico, hasta que llegar al lugar donde habían montado una zona de excavación de fósiles, como en las grandes expediciones.

Sentados en el pasto y rodeados de huesos, los chicos empezaron a adentrarse en el mundo de la paleontología. Recibieron información sobre los dinosaurios, los megamamíferos y sobre cómo fueron cambiando las distintas especies a lo largo de la evolución.

Después, el punto de máximo entretenimiento llegó cuando comenzó la excavación. Con chalecos como los que usan los paleontólogos y con una caja en la que llevaron una pala, una lupa y un pincel, los chicos se dirigieron a un enorme arenero. En ese momento y en ese lugar, el tiempo pareció detenerse para los chicos, y también para los papás. Es que hasta los adultos no pudieron evitar buscar algunos restos fósiles.

Arrodillados, moviendo lentamente la arena para no dañar los huesos, tal como les habían enseñado, los chicos se adueñaron de ese espacio. "Acá hay un hueso grande", gritó Santiago Cataldi, mientras que su hermano Valentino corrió hacia él para ayudar con su pincel a limpiar ese resto fósil. Ese grito se repitió a cada ratito, por cada uno de los niños. Es que el lugar de la excavación estaba minado de restos de distintas especies que después los chicos comenzaron a identificar gracias a las medidas y la textura de cada fósil.

Esta actividad finalizó con un recorrido por el Parque Faunístico. Ahí los adultos no pararon de reir, jugar y sacarse fotos junto a los distintos animales que hay en el lugar.