Cansados de esperar y sin que el regreso a clases, previsto por ahora para agosto, vaya a significar que volverán a tener trabajo, los propietarios de vehículos de transporte escolar en la provincia exigen algún tipo de ayuda oficial que les permita subsistir. Para dar a conocer su preocupación, harán una concentración hoy, a las 11, en las inmediaciones de la terminal de ómnibus y después se dirigirán hasta el Centro Cívico.

"Exigimos algún tipo de ayuda", dijo ayer Hugo Gil, representante de la Asociación de Propietarios de Transporte Escolar, que en la provincia nuclea a unas 70 las familias que dependen de la actividad.

La actividad viene complicada porque, en la mayoría de los casos, lo último que cobraron fue por los traslados en noviembre del año pasado, cuando finalizó el ciclo lectivo 2019. Es que este año las clases empezaron el 2 de marzo, pero el 20 de ese mes se estableció el comienzo de la cuarentena, y desde antes se había suspendido la actividad. Unos pocos alcanzaron a trabajar un puñado de días y cobraron medio mes, pero desde entonces están parados. El costo de traslado de un chico, por ejemplo de los que concurren a los colegios de la Católica, ronda los 3.000 pesos mensuales.

El regreso a clases no significará volver a trabajar, según dicen los dueños de combis.

Los propietarios de las unidades están incluso endeudados porque todos los años, antes de empezar las clases, hacen los aprontes para trabajar porque después no pueden parar los vehículos. Por ejemplo cambiar una cubierta cuesta 15.000 pesos, la Revisión Técnica Obligatoria (RTO) tiene un costo de 2.500 pesos, a lo que hay que sumar, entre otros gastos, seguros, desinfección, monotributo y las patentes, otros 4.000 pesos mensuales.

Una de las actividades que realizaron para conseguir unos pesos fue repartir los módulos alimentarios que distribuyó Desarrollo Humano. Pero fueron apenas unos pesos y para unos pocos. En mayo también les dieron un bolsón de mercadería. "Pero eso no alcanza, necesitamos otro tipo de ayuda", dijo Gil.

Y con el retorno de las clases tienen nula expectativa. Será en el último grado del primario y del secundario y no creen que los padres vayan a utilizar el transporte escolar. Es que el miedo al contagio del Covid-19 tampoco ayuda.

Tampoco el regreso del turismo interno en los departamentos del interior de la provincia le dio alguna satisfacción. Las agencias, según Gil, tienen sus propios sistemas de traslado y no recurren a contratar sus unidades.

En el país, según cálculos del sector, hay unas 13.000 familias que dependen del traslado de los chicos a las escuelas, pero en todas las provincias viven la misma situación que en San Juan porque todavía no hay fecha precisa para el regreso de las clases. Y aún cuando vuelvan, sería por sectores y no todos los alumnos juntos. El otro tema es que en una combi pueden llevar unos 23 chicos, y si hay restricciones deberán ser menos.

El panorama se presenta complicado y los propietarios están cada días más desesperados.